Los tenderos hacen buenas migas

Los comerciantes de la plaza de la Ópera adelantan cada año la mañana del 24 la celebración de la Nochebuena. Ante el asombro de los turistas, los tenderos instalan una parrilla donde se fríen morcillas, chorizos y panceta, y un perol con migas. En una mesa extienden cucharas, platos y vasos de plástico, y sirven vino. Vecinos y transeúntes están invitados. El almuerzo se repite desde hace diez años gracias a una idea de los quiosqueros de la plaza, los hermanos Henche. La fiesta comienza siempre a la una de la tarde, pero el caldo con el que completan el menú se prepara desde las siete de la mañana.Los propietarios de las tiendas de la plaza se afanan en cocinar los productos que ellos mismos compran. Su fama ha traspasado incluso los límites de la región: algunos comensales vienen de Castilmimbre (Guadalajara). Todo es gratis.

La tradición nació para agradecer la fidelidad de los cliente. Ahora, según comenta Juan Henche, el dueño del quiosco, se ha convertido en una obligación que crece ante el número de visitantes: "Al principio fue de cachondeo entre nosotros. Ahora, los vecinos bajan incluso algo de comida para pasarlo bien entre todos". La fiesta termina a las siete de la tarde, con todos los comensales cantando villancicos.