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Entrevista:

"La afición por la danza ha descendido mucho en Madrid

Un profesor de ballet que ronda los 60 años y sigue en activo, que está titulado como profesor de danza por el Conservatorio de Madrid y por la Université de la Danse de París, que se ha subido al escenario de La Scala de Milán con Antonio el bailarín, que llega a la hora de clase más puntual que sus alumnas y que, además, en las aulas las trata de usted, sólo hay uno. Se llama Agustín Velázquez (Granada, 1937) y este mes está de celebración porque su academia de danza clásica, situada en el céntrico y madrileño barrio de Argüelles, cumple 15 años."Mi afición comenzó a los 15 años cuando me apunté a las clases de Karen Taft: una bailarina danesa que en aquel entonces era la mejor profesora que existía en, Madrid", cuenta Agustín, que, además de haber bailado en distintos programas de televisión dedicados a la ópera y a la música cuando sólo existía una cadena y ser pareja de baile de María Luisa Merlo o Lina Morgan, formó un ballet integrado por siete personas con el que -a mitad de los años sesenta- recorrió países como Japón, Francia, Bélgica y, cómo no, España.

Pregunta. ¿Qué es para usted el ballet clásico?

Respuesta. Hay una frase de Pablo Picasso que define espléndidamente qué es el ballet clásico: "Es el arte más completo que existe, porque es un compendio de pintura, escultura, música y comedia". Yo opino lo mismo que Picasso, que conoció muy de cerca la danza, porque su primera mujer fue bailarina del ballet ruso y, además, él hizo decorados y vestuarios para varias obras de baile clásico.

P. ¿Cómo, cuándo y dónde nació su afición por la danza?

R. Mi afición por la danza viene desde siempre. A los 14 años comencé a estudiar solfeo, luego ingresé en clases de declamación y a los 15 años, al apuntarme a las clases de baile de Karen Taft, descubrí que lo mío era el baile clásico.

P. ¿Qué significó para usted bailar tres años con Antonio?

R. Fue una experiencia irrepetible. Me acuerdo de todo ello perfectamente: me llamó en 1968, me hizo unas pruebas e ingresé en su compañía como primer bailarín y maestro de baile. Recorrí con él y con Rosarío (su pareja entonces) toda España. Además, actuamos juntos en Milán, hicimos una gira de cinco meses por Estados Unidos y, finalmente, y durante seis meses, actuamos por varias ciudades suramericanas. Fue... como un sueño.

P. ¿Hay afición por la danza en Madrid?

R. La verdad es que no demasiada. La afición por la danza en Madrid ha bajado mucho en estos últimos años y por eso hay muchas academias de clásico que han cerrado sus puertas.

P. ¿Hay alguna solución para salvar la danza en Madrid?

R. Yo creo que hay que inculcar a los niños madrileños (desde bien pequeñitos) el amor por la danza.

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