El auténtico cine independiente
Muy pocos cineastas tienen la capacidad de John Sayles para contar verdaderas historias. Sus personajes pueden ser marcianos que aterrizan en Harlem, pueden moverse entre los abismos del alcoholismo y los pantanos de Missouri o las leyendas marineras de la vieja Irlanda. Sayles es capaz de hacer que todas estas historias sean emocionantes, creíbles, cercanas.Como ocurre con casi todos los grandes creadores, pueden rastrearse líneas argumentales, obsesiones y referencias comunes en todas sus películas, pero no resulta fácil concebir que Hombres armados, Lone Star, El hermano de otro planeta, Pasion fish o El secreto de la Isla de las Focas (el filme que Canal + emite a las 22.00 dentro de una noche dedicada al autor) hayan sido realizadas por la misma persona: un tipo nacido hace 47 años en una pequeña ciudad del Estado de Nueva York.
Sayles encarna la libertad absoluta del creador, el auténtico espíritu del cine independiente norteamericano, una expresión demasiado manida que muchas veces es sinónimo de talento y muchas otras de bodrio pretencioso.
Novelista, actor y guionista, que se curtió en la factoría Corman y que ha escrito películas como Piraña, Aullidos o Mimic, Sayles es un creador insólito, cuyo enorme talento tiene facetas insospechadas. La guionista de ET, Melissa Mathison, se inspiró en una idea que aparecía en un guión nunca filmado del cineasta sobre la amistad entre un niño y un extraterrestre para escribir el filme que Spielberg convertiría en un fenómeno sociológico. En su inmensa producción hay ciencia-ficción, magia, acción y aventuras, pero, sobre todo, Sayles siempre deja el imborrable recuerdo de un puñado de personajes y unas imágenes que han entrado en la retina como sensaciones directas.
En el pasado Festival de Cine de San Sebastián, que le tributó un homenaje en 1994, el realizador presentó el último día Hombres armados, la historia de un médico urbano que descubre la cruda realidad de un país indeterminado de América Latina: el genocidio contra los indios. La película dejó boquiabiertos a todos los críticos: Sayles había conseguido reflejar con credibilidad, fuerza y sensibilidad una de las grandes tragedias de nuestro siglo.
Con su aspecto de forzudo -mide dos metros-, Sayles es un hombre cordial y muy culto, capaz de sumergirse en todas las culturas, de las que extrae narraciones que nunca les son ajenas. "Cuando hago una película, intento parecerme a un reportero, incluso cuando es un filme de ciencia-ficción. Trato de hacer llegar a la pantalla la voz de otras personas porque hay mucha gente a la que se ha dejado fuera de la conversación", dijo en San Sebastián. El secreto de la Isla de las Focas es la voz del mar y de las leyendas irlandesas, es la voz de la tierra y de lo seres humanos que viven en un lugar donde la magia forma parte de la cotidianidad.
Su libertad y su talento nos han permitido conocer mundos nuevos. Siempre esperaremos con impaciencia su última película, porque sabemos que no va a decepcionar. Ése es un lujo que pueden permitirse muy pocos creadores.
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