Los socialistas franceses sacan adelante la ley de emigración
Después de 100 horas de duras discusiones, la Asamblea francesa aprobó ayer, con los votos casi exclusivamente socialistas el controvertido proyecto de ley de emigración expuesto hace casi dos semanas por el ministro del Interior, Jean Pierre Chevénement. La abstención de gran parte de los diputados de las filas comunistas y ecologistas, muy críticos con un proyecto que no deroga formalmente la actual legislación conservadora, permitió al grupo socialista superar con un margen de sólo 10 votos la barrera mínima de los 266 sufragios. Toda la derecha, incluido el diputado del Frente Nacional, votó en bloque contra el proyecto.Agotados por el maratón parlamentario que les ha llevado a algunos de ellos a pasar varias noches pegados al escaño, y por la misma tensión de los debates, los diputados conservadores renunciaron en la madrugada de ayer al casi medio millar de enmiendas, de un total de 1.900 presentadas, que todavía les quedaban por defender.
La oposición optó por trasladar la batalla al Senado, tras haber conseguido el doble objetivo de desgastar al Gobierno socialista y mostrar, simultáneamente, un perfil duro con el que frenar, a tres meses de las elecciones generales, la manifiesta voracidad del Frente Nacional. De hecho, una treintena de senadores del RPR (Unión para la República) y la UDF (Unión para la Democracia Francesa) han presentado ya en el Senado una moción reclamando la convocatoria de un referéndum sobre el "código de la nacionalidad". La mayoría de que disfruta en esa cámara parece garantizarle a la derecha, si no la convocatoria de la consulta -competencia, en todo caso, del presidente de la República, Jacques Chirac-, sí la prolongación de la polémica y el retraso en la aprobación definitiva de las leyes sobre la inmigración.
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