Un enano entre gigantes
Un enano infiltrado entre gigantes. Así podría calificarse al Bayer Leverkusen, un club histórico (fue fundado en 1904) pero de perfil bajo. Su estadio, el Ulrich-Haberland, sólo tiene sitio para 25.000 espectadores, más que suficientes para sus 9.500 socios. Su historial no conoce ningún título de Bundesliga, aunque sí una Copa (1993) y, sobre todo, su gran orgullo, una Copa de la UEFA, la de aquella nefasta noche del Espanyol de Clemente, que vio caer en la final una ventaja de 3-0 en la ida.Y a ese recuerdo se aferran la afición y los jugadores para creer que nada es imposible, ni siquiera eliminar al Madrid, uno de los grandes de Europa. El Bayer Leverkusen es el único de entre los ocho mejores que fue subcampeón de su Liga, y se ha visto beneficiado por un grupo flojo, con el Lierse belga, el Sporting de Lisboa y el Mónaco. Sin embargo, y como todos los equipos alemanes, no será un rival cómodo.
Su entrenador, el impulsivo Christoph Daum, ha conseguido que para todos se' a casi una religión llevar la camiseta roja. Técnico pragmático, Daum ha basado todo su poder en la concentración y en el espíritu de lucha. Sus armas son una defensa fuerte, alta y dura; un centro del campo trabajador alrededor del brasileño Emerson, y un gran delantero. Ulf Kirsten, el único internacional del equipo (21 veces con Vogts), es un auténtico cazagoles, bajito, rápido y astuto. Procedente de la Alemania del Este (fue 49 veces internacional con la RDA), llegó del Dresde al Leverkusen en 1990. Kirsten ha sido pichichi en la Bundesliga en 1993 y 1997. Y este año lidera la clasificación con 14 goles en 17 partidos, pese a haber sufrido una suspensión de nueve semanas por dar un codazo a un rival. Para él, como para todo el equipo, actualmente cuarto en la Liga, la pausa invernal -del 21 próximo al 30 de enero- será un indulto
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