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GESTIÓN

El Ayuntamiento rompe con la empresa que iba a construir un circo estable en la capital

Antonio Jiménez Barca

El viejo proyecto de construir un circo estable en Madrid que sirviera de heredero del mítico Price se empantana. El próximo pleno del Ayuntamiento aprobará que el suelo cedido para erigirlo hace cuatro años a la empresa Sociedad Circos Asociados, SA, vuelva, vacío, a propiedad municipal. ¿La causa? La empresa no ha puesto ni un ladrillo y, además, según consta en un informe, "no se ha pagado canon alguno". El proyecto de un circo estable nació en 1990. En un principio se iba a instalar junto a la plaza de toros de Las Ventas. Tres años más tarde se juzgó más apropiado situarlo al lado de la nueva estación de autobuses de Méndez Álvaro. Ahora, todo vuelve a ser una idea.

La historia del circo estable de Madrid es un conjunto de vaivenes y fracasos. Hace siete años, el Ayuntamiento y la empresa Circos Asociados, SA, presidida por Arturo Castilla, antiguo payaso y copropietario del circo Price, llegaron a un acuerdo. El viejo Price, que cerró sus puertas hace 27 años, resucitaría, sin lonas y con paredes, junto a la plaza de toros. El municipio ponía el suelo y el empresario se comprometía a pagar las obras. Pero el desarrollo de la zona, unido a que la Comunidad quería declarar coso y entorno como "bienes de interés turístico", hizo que los técnicos municipales se echaran atrás. Había que buscar otro sitio.El Ayuntamiento pensó entonces en otra parcela, situada al lado, en la M-30. Pero estaba tan cerca de la autovía, que bastó un plan de ampliación de la carretera para tumbar de nuevo el proyecto del circo. El tercer terreno que buscó el Ayuntamiento se encontraba en Méndez Álvaro, pero, en principio, al empresario no le gustó nada. Así que se buscó otro lugar. La cuarta oferta pasaba por un solar cercano a San Antonio de la Florida. Pero había un problema: el terreno ya estaba comprometido, pues por ahí iba a pasar el Pasillo Verde.

Así, en julio de 1993 se volvió a la tercera opción, la de Méndez Álvaro. En 1990, la zona no pasaba de ser un solar desangelado rodeado de descampados y carreteras. Pero en 1993 empezó a construirse ahí la estación de autobuses (puesta en funcionamiento este verano), un Hipercor y unas salas de cine. El área iba a adquirir vida y se integraría en la ciudad. Al empresario Castilla le convenció la idea.

El futuro recinto del circo incluso contaba ya con un nombre, Circo de Madrid, y planos.El lugar tenía previsto acoger a alrededor de 3.000 espectadores. Las sesiones se iban a celebrar unos 100 días al año. A cambio de los terrenos, la empresa se comprometió a pagar un canon de dos millones cada año. La concesión se firmó por 50 años. Las optimistas fechas que se barajaron entonces apuntaron a que en 1994 el espectáculo del viejo circo Price iba a continuar en Méndez Álvaro.

Unos días después de firmar el convenio, Arturo Castilla firmó, muy ilusionado, que todo eso era posible. "Si no hay 1.500 millones ahora, alguien hará el milagro. ¿Quién? No lo sé. La vida está llena de hechos anecdóticos, como la catedral de la Almudena. No había dinero, pero se terminó". Pero el milagro no se produjo. La empresa promotora no encontró quien le prestase los millones. Además, Castilla murió en noviembre de 1996. "Y parece que nadie recogió el relevo", dijo ayer el concejal socialista José María de la Riva.

En un homenaje que se celebró en enero en la carpa del circo Mundial para recordar la memoria del viejo payaso y empresario, el alcalde, José María Álvarez del Manzano, del PP, se comprometió a que Madrid, por fin, tuviera un circo estable.

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De la Riva sostiene que, si bien la empresa Circos Asociados, SA, no ha cumplido su parte del contrato, "el equipo de Gobierno tampoco ha hecho nada por ayudar". "Lo que esto demuestra es la falta de sensibilidad del PP para ciertas cosas de la ciudad. Si la empresa no encontraba el dinero, el Ayuntamiento tenía que haber hecho algo para que el circo estable fuera una realidad y no una promesa. Seguro que, si hubiera sido una iglesia, el Ayuntamiento habría ayudado", añade de la Riva.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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