_
_
_
_
UNIDOS CONTRA ETA

Una mesa con rejas

Los dirigentes de HB viven días de presos comunes y "anodinos"

Durante años enardecieron el combate callejero con soflamas en favor de los presos de ETA. Jalearon las algaradas y las huelgas de hambre de los reclusos de la banda. Hoy son presos "anodinos", según sus carceleros. Tan comunes que están rodeados por una mayoría de presos comunes, aunque compartan módulo con algunos etarras más o menos reinsertados. Tan comunes que no han celebrado el asesinato de José Luis Caso. Tan comunes que han mostrado su deseo de apuntarse a manualidades para quemar las horas y redimir condena. Hasta ayer no eran tan comunes: eran los 23 miembros de la Mesa Nacional de HB, el brazo político de ETA.Hoy comparten patio con delincuentes vulgares: violadores, ladrones o traficantes de droga. En el caso de Nanclares de Oca (Álava), las dirigentes Matti Iturralde, María José Andueza y Amaia Bao han sido alojadas en un módulo donde sólo hay una presa etarra y decenas de comunes. La etarra Angeles Pérez da clases de aeróbic a las dirigentes batasunas. La lucha contra la cintura suple el combate contra el Estado. Una de ellas incluso ha participado en la limpieza del módulo. Ha cogido la fregona y ya conoce la dureza del sistema carcelario.

Su compañero Antton Morcillo ha sido alojado en un módulo donde hay de todo menos etarras. Porque los presos de ETA que hay en Nanclares de Ocase han desvinculado de la banda. Es el caso de Juan Manuel Soares Gamboa, más preocupado por sus derechos de autor -Agur, Eta- que por la lucha armada, de la que hoy abomina. También está el crítico Vicente Sagredo, que descalificó el asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco. El portavoz de HB en Vitoria ha mostrado su deseo de cambiar de módulo. Pero eso no le impide compartir largas caminatas de patio con un recluso con más de 20 años por atracos y tenencia ilícita de armas.

Tanto Morcillo como Andueza desean estudiar a través de la UNED pensando, quizá en el porvenir. Uno desea estudiar Derecho, y la segunda, se presume que Historia. Otros dirigentes de HB se han mostrado también a favor de integrarse en talleres ocupacionales o para estudiar idiomas, si bien las fuentes no aportan mayor precisión sobre peticionarios y manualidades escogidas.

Al haber sido condenados por el viejo código penal, podrán acortar sus penas mediante labores de redención. Una condena de siete años puede quedar en cuatro de cumplimiento efectivo. Años atrás la política oficial de ETA y sus organizaciones afines era que sus presos no podían acogerse a ningún beneficio penitenciario porque sería tanto como reconocer al Estado, una traición al pueblo vasco.

La Mesa Nacional durante años ha clamado y amenazado en favor del reagrupamiento de los presos de ETA en prisiones de Euskadi y Navarra. Sus 23 miembros han tenido mejor suerte: ya están cerca de casa. Tan reagrupados que muchos duermen juntos. Por parejas. Si la dirección general de Instituciones Penitenciarias les trata como a cualquier otro condenado por colaboración con banda armada, este reagrupamiento en bloque podría tocar fin en unos meses. Por el momento, no han planteado problemas, lo que hace pensar que recibirán un segundo grado.

Jon Idígoras, preso en Basauri, cobra una pensión de 250.000 pesetas por una "invalidez absoluta". Pero no ha sido él quien ha recibido un trato especial por cuestiones de salud, sino su compañero José Luis Elkoro, ingresado en la enfermería de Martutene (Guipúzcoa). Fuentes penitenciarias lo atribuyen, sin más, a sus 62 años

de edad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_