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FÚTBOL: 16ª JORNADA DE LIGA

El Barça explota un 'derby' cómodo

Los azugrana abrieron el marcador de rebote y el Espanyol se estrelló con el árbitro

Ramon Besa

Nunca un derby había sido tan cómodo para el Barça. Fue la suya una faena muy administrativa. Le pusieron el partido a huevo y no perdonó. Al Espanyol le perdió otra vez más su victimismo: se metió un gol ridículo, el que abría el partido, y el árbitro le martirizó hasta tal punto que consiguió sacarle del choque. Muy fácil para el Barcelona.Resultó un partido muy descarnado. Le faltó contenido. Nadie jugó a gusto. Huérfano de delanteros, el Barcelona fue durante mucho rato un pastel en la línea de tres cuartos. Futbolistas con salida, como Luis Enrique o Giovanni, se amontonaban en la puerta de entrada. La baja de Rivaldo y el traslado del diestro Figo al flanco izquierdo para dar entrada a Ciric dejaron al colectivo sin pies y también, ante la lesión de Anderson, sin cabeza ofensiva.

Refugiado en el poder intimidador de su defensa, reforzada con la entrada del debutante Bogarde, un futbolista más peligroso sin el cuero que con la pelota, el equipo azulgrana transitó por la divisoria con el retrovisor puesto. El Espanyol le forzó a una pelea cuerpo a cuerpo. Una y otra línea medular se presionaron en un intento de reventar al contrario. El grupo de Camacho tuvo en este sentido mayor presencia. Tocó mejor y encaró a Hesp con tino en un par de arrancadas de Ouédec y en un libre directo de Galca, opciones bien resueltas por el portero azulgrana, el mejor de su equipo.

El Espanyol atosigó al Barca durante media hora. Tuvo cierta jerarquía sobre el partido. El árbitro, sin embargo, le puso una camisa de fuerza. Fue el colegiado más adversario para el equipo de Camacho que el propio Barcelona, mejor tratado por Brito. Las tarjetas rebajaron la agresividad forastera y facilitaron también la estancia barcelonista. Le bastó al colectivo de Van Gaal con ver, oír y callar para tomar el mando en el marcador. El Espanyol se condenó solo, con un gol nacido de la nada, de una cesión de Pacheta a Toni, que despejó sobre las piernas de Luis Enrique y encajó el tanto más tonto del campeonato.

Fue un rebote más de los muchos que embargaron el choque. Ni un pase, ni un remate, ni una jugada. La pelota quedó atrapada en la maleza. Jugaba el Barça de culo a la portería del Espanyol: no encontraba la línea de pase. Y el Espanyol no le veía la espalda al Barca. Los azulgrana le cerraron el paso con faltas tácticas en la frontal del área. El gol de Luis Enrique ayudó al Barcelona a soltarse: acabó bien el primer tiempo, con Figo como punto de referencia, y empezó mejor el segundo, con un segundo gol cazado en una contra relámpago. Tenía el Barcelona equipo para correr y atrapó el gol que decide los partidos.

La picardía de Ouédec y la beligerancia de Bogarde ayudaron al Espanyol a meterse por unos momentos en la contienda con un penalti transformado por Esnaider. Fue un acto de fe más que una declaración de guerra. El Barcelona no perdió el sitio y zanjó el asunto con un nuevo gol de Sergi con la derecha. No hay remedio ni antídoto frente a futbolistas en estado de gracia, como es el caso del lateral zurdo azulgrana. La expulsión de Torres Mestre acabó por echar del campo al Espanyol. El Barcelona acabó tan relajado que Van Gaal pudo reservar a Guardiola.

La aportación del capitán resultó capital otra jornada. El choque discurrió al aire de Guardiola. No está aún para cargarse al grupo. Le sobra, sin embargo, talento para gobernar cualquier encuentro. Le bastó al Barca el saber estar del medio centro, la sobriedad de Hesp y las acciones de Giovanni y Sergi para decidir el derby.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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