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Los socialdemócratas alemanes cierran filas en torno a Oskar Lafontaine

Pilar Bonet

El presidente del Partido Socialdemócrata (SPD) de Alemania, Oskar Lafontaine, rechazó ayer los enfoques "neoliberales" ante los problemas causados por la globalización y apeló a la solidaridad y justicia social, los valores tradicionales de su ideología, ante un congreso que le acogió con entusiasmo y que cerró filas en torno a él.El congreso da importantes pistas sobre la línea que adoptará el SPD, el principal partido de la oposición alemana, para competir en las elecciones legislativas del 28 de septiembre de 1998, pero no ha revelado el nombre del candidato, que puede ser tanto Oskar Lafontaine, de 54 años, como Gerhard Schröeder, de 53, jefe del Estado federado de Baja Sajonia. Ambos rieron juntos, bromearon juntos y manifestaron ostentosamente su condición de miembros de un equipo ayer en Hannover.

Lafontaine, el hombre que controla el SPD y que asegura la cohesión entre sus distintas tendencias, fue reelegido como presidente con el apoyo mayoritario de los delegados (de un total de 497 votos válidos, obtuvo 463 a favor, 21 en contra y 13 abstenciones). Lafontaine, un tribuno populista,intervino sin ayudarse con un texto escrito e hizo una alocución apasionada que arrancó numerosos aplausos. Con palabras oportunas, también consiguió ganarse a los numerosos representantes estudiantiles, que habían trasladado su protesta por el deterioro de la educación al foro socialista.

Futuro candidato

Schröeder, un hombre con buenas conexiones en el mundo de los negocios y con un lenguaje mucho menos ideologizado, aplaudió a su camarada y rival en numerosas ocasiones. El presidente del Estado de Baja Sajonia, que cultiva sus relaciones públicas a fondo, no esconde sus intenciones de llegar a ser canciller, pero para ello necesita el apoyo del SPD y esto implica el apoyo de Lafontaine. La cuestión del candidato se decidirá tras las elecciones regionales de marzo en Baja Sajonia.Lafontaine se expresó ayer como un representante clásico de los valores socialdemócratas. Según su tesis, éstos han sido olvidados durante 15 años en Alemania y ya es hora de volverlos a poner sobre el tapete en sus múltiples dimensiones.

Lafontaine trató de salir del dilema que enfrenta a los valores socialdemócratas con los desafíos de la globalidad. El fin de los empresarios, según dijo, no es incrementar el valor de las acciones, sino tomar la responsabilidad social por la plantilla de sus empresas. Lafontaine se mostró favorable al control sobre los mercados financieros internacionales para evitar las oscilaciones especulativas y afirmó: "El dumping de los sueldos, el de los impuestos y el de los asuntos sociales no son las respuestas que podemos dar a la globalización de los mercados".

El líder socialdemócrata se expresó como un europeísta convencido y se declaró a favor de la introducción puntual del euro, porque, en su opinión, la moneda única frenará la especulación y creará las bases para una política de crecimiento y ocupación en Europa. El primer gran tema de la Unión Europea es el paro, afirmó. Por eso, resulta un "grave error" que el Gobierno de Helmut Kohl haya puesto resistencia a la cumbre sobre empleo de Luxemburgo. Sin una política económica y financiera coordinada a escala europea no es posible ni el crecimiento ni el empleo en Europa, señaló.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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