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La Iglesia ortodoxa rusa protesta por la emisión de un filme de Scorsese

Quién le iba a decir a Martin Scorsese que el paso del tiempo convertiría a su película La última tentación de Cristo en pasto de filmotecas en Occidente, pero que seguiría suscitando polémica en una Rusia, de religiosidad recuperada tras la caída del comunismo. En un gesto inusitado, Alejo II, Patriarca de Todas las Rusias, es decir, el papa de la iglesia ortodoxa, convocó ayer una multitudinaria conferencia de prensa para arremeter contra la cadena de televisión NTV, que emitió el filme el pasado 9 de noviembre.Si los autores no se arrepienten de este "sacrilegio, blasfemia y profanación", señaló, serán castigados por Dios, "no sólo en la otra vida sino también en ésta". El patriarca lanzó un llamamiento al presidente, al jefe del Gobierno, al alcalde de Moscú y a los presidentes de las dos Cámaras del Parlamento "para que no se queden indiferentes ante el insulto a los sentimientos religiosos y presten más atención al cuidado de la salud moral del pueblo".

El filme tuvo un lanzamiento publicitario que el patriarca calificó de pornográfico, y se difundió pese a las protestas de la iglesia ortodoxa. Alejo II insistió en que no hay motivos políticos detrás de su denuncia, ya que la Iglesia no es una fuerza política ni económica", y "sólo aspira a que reine la paz civil en la sociedad". En su opinión, el pase de la película "no es una muestra de progreso, sino de depravación", pese a que la NTV y otros medios de comunicación "traten de convencer de que se trata de una prueba de democracia verdadera y de cambios progresistas en el país".

Según el patriarca, la difusión por televisión del filme de Scorsese viola no sólo las normas de la moral, sino las del derecho, ya que la ley recientemente aprobada sobre la libertad de conciencia "prohibe el insulto premeditado a los sentimientos religiosos de los ciudadanos". Alejo II calificó de "chantaje" la amenaza del Senado norteamericano de aplicar sanciones económicas a Rusia como castigo por la aprobación de esta ley, que ha sido objeto de numerosas críticas de católicos y protestantes, que estiman que limita la libertad religiosa, ya que parece a la medida de la iglesia ortodoxa, a la que se reconoce un papel de privilegio.

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