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GENTE

BODAS DE DIAMANTE DE UNOS RESTAURADORES

Jai-alai significa en euskera fiesta alegre. Hace 75 años, la familia Bustingorri, experta en el ramo de la hostelería por su veterano hotel Vega, de la villa vizcaína de Marquina, instalaron en Madrid, a la vera del primer gran frontón que se construía en la capital con ese mismo nombre, un restaurante por el que habrán pasado desde entonces muchas generaciones de madrileños y de forasteros. Rufino, el padre, fundador del establecimiento, acertó con la fórmula gastronómica de platos típicos de las diversas regiones españolas, y particularmente del País Vasco, sin olvidar las inolvidables alubias de su patria chica de Marquina. El tío Roberto, gran pelotari en aquellos comienzos de los años veinte, fue quien les animó a desembarcar en Madrid. Tres cuartos de siglo en un mismo negocio, con una clientela fiel que acude a las amplias instalaciones de Jai-Alai, no es fácil de conseguir, y supone vocación y mérito. Pero Miguel, el hijo, y su esposa, Antonia, ambos marquineses, han sabido mantener esa tradición y sabiduría gastronómicas- en épocas buenas y malas, o en épocas, como la actual, de gran competencia e inventiva en los fogones. Miguel, además, es un excelente pintor, de amplia paleta, algunos de cuyos lienzos han sido expuestos en Nueva York. Felicitemos a estos profesionales por haber alcanzado tan hermosa edad en su negocio, al que deseamos y auguramos que seguirá vivo y coleando hasta bien entrado el siglo XXI.-

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