La última batalla de Julio Anguita
El líder de Izquierda Unida se presenta a la V Asamblea con la idea de abandonar el liderazgo de la coalición
Será la asamblea de la transición. La V Asamblea de IU será la última en la que Julio Anguita repetirá mandato como coordinador general, según anuncian algunos y desean en silencioso fervor más de los que lo anuncian. No habrá contestación interna -una vez aniquilada Nueva Izquierda-, pero habrá una lucha despiadada por los despojos. El PCE vencerá, pero, siguiendo los consejos de Maquiavelo -y del propio Julio Anguita-, no arrasará. Al menos, de momento, aunque vaya situando uno a uno sus peones en los sitios clave. Cuanto más tarde, más dulce es el fruto.Un total de 1.500 delegados de Izquierda Unida van a venir a Madrid, al Palacio de Congresos del Parque Ferial Juan Carlos I, los próximos días 5, 6 y 7. Y si en lo político la V Asamblea será continuista, puede, sin embargo, resultar movida en quienes buscan en el acto congresual la toma de posiciones. Lo dicen algunos en voz baja: "Este será el último mandato de Julio Anguita".Y quien ahora se sitúe arriba, estará en buena posición de salida para el proceso de sucesión.
Lo dicen los papeles, las enmiendas y las propuestas. Después de esta asamblea ya nada será lo mismo. Habrá cambios organizativos importantes ya anunciados por el actual coordinador general. Cambios que buscan el control de los órganos de dirección, hasta ahora excesivamente numerosos. Se trata de reducir el número de miembros y de que éstos sean si no fieles, al menos leales. Pero no serán los únicos cambios. Los habrá más profundos. Los que buscan un giro para el que tampoco hay demasiadas prisas.
La lucha se va librar en terreno amigo, en campo del PCE. Así que los muertos, sí los hay, serán siempre del contrario. Y ya es sabido que más vale veinte heridos que un solo muerto. Va a ser una lucha entre los moderados y los que quieren hegemonizar Izquierda Unida -en sentido gramsciano, como dice Anguita, o a la brava, como reconocen otros-, entre lo que llaman PCE moderado o el PCE duro. Y, visto lo visto, parece que será la fracción más dura del PCE la que se hará con el control de IU. El sector encabezado por Felipe Alcaraz y Francisco Frutos. Cada uno a su aire, cada uno con sus peculiaridades y sus difierencias. Pero unidos por el mismo sentimiento común.
Son panes prestados. 0 sea, que siempre hay alianzas extrañas justificadas por la necesidad o el deseo. En este caso, Felipe Alcaraz y Francisco Frutos unen fuerzas para intentar el mismo objetivo: el control de IU. Alcaraz no puede, con los delegados andaluces, hacerse con la organización, aunque Andalucía represente casi un tercio de los compromisarios. Pero el brazo de Alcaraz es largo. Y cuenta con la ayuda de otros delegados en otras federaciones.
Sólo en Andalucía, Alcaraz, con el coordinador andaluz Antonio Romero, puede controlar entre el 60% y el 70% de los 395 delegados, incluido el 5 % que puede representar la Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUT), de Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda. Bien es verdad que las grandes capitales andaluzas son leales al sector más moderado del PCE, el que encabeza Rosa Aguilar: Córdoba (Luis Carlos Rejón), Huelva (Diego Valderas), Sevilla (Concha Caballero), Granada (Francisco Ruiz), Málaga (Rafael Rodríguez), Almería (José Román).
Felipe Alcaraz y el sector más duro del PCE cuentan con apoyos en Madrid (un 30%-35%); Euskadi (casi un 50%); la Comunidad Valenciana (en torno a un 30%); Navarra (un 40%); Asturias y Aragón (un 50%); Baleares (30%) o Canarias (el l00%). En otras federaciones el prestigio de Alcaraz va en alza, tras haber eliminado a Nueva Izquierda (Castilla-La Mancha, Galicia o Cantabria).
El peso del PCE se verá en el Consejo Político. De sus 150 miembros -probablemente se aumenten otra vez a 200-, la mitad se elige en la Asamblea. El PCE ya ha decidido que, al menos, 60 sean miembros del partido. Nadie se echa las manos a la cabeza por una decisión que todo el mundo sabe inamovible. Anguita ha dado incluso instrucciones para que ningún partido tenga más del 50% del consejo. Pero nadie cree que sea posible lograrlo. En la otra mitad, a elegir en las distintas federaciones, el PCE puede tener algunas dificultades para situar a su gente sin problema alguno.
A pesar de ello, dicen que el sector más duro del PCE no piensa arrasar. Hay tiempo para todo. Y ésta, la batalla por el control de IU, es larga y paciente. En la guerra y en el amor no hay nada peor que las prisas. Así que habrá gestos para favorecer otras opciones, como la de la Tercera Vía que tiene difícil, incluso, reunir el 10% de las firmas necesarias para presentar candidatura. A la Tercera Vía le cortó las alas Madrid, que eliminó cualquier posibilidad de que pudieran llegar a la V Asamblea. Pero, ¿quién impide que delegados del sector duro del PCE no terminen por apoyar a la Tercera Vía?
Dicen que Anguita quiere huir del paseo triunfal. Hubiera deseado que la Tercera Vía llegara a la V Asamblea y dar la imagen de la confrontación y del triunfo -el suyo-. Hubiera querido dos candidaturas que rompieran la idea de un congreso a la búlgara. Pero todo tiene arreglo. Siempre pueden prestarse unos votos, máxime si es por una buena causa.
En cualquier caso no va a ser una asamblea tan fácil como algunos quisieran. La idea de Anguita de reducir los órganos de dirección está muy bien... para los que queden dentro. Lo malo es que reducir supone dejar fuera a algunos que hasta hoy han estado en el máximo órgano de dirección. Siete u ocho serán arrojados de este paraíso. Todo hace pensar que el Pasoc e Izquierda Republica, que cuentan con tres y dos miembros en la ejecutiva, respectivamente, verán sacrificados algunos de sus representantes. Lo mismo le ocurrirá a Espacio Alternativo. Y otros cinco o seis del PCE moderado les seguirán hacia las tinieblas exteriores.
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