Un penalti lleva al Alavés al liderato
El Alavés no es el mejor equipo de Segunda, pero la clasificación dice lo contrario, es el líder. ¿Por qué? Porque su máxima es la misma que normalmente triunfa en la categoría: defender en todas las líneas, presionar y aprovechar todo cuanto se le presente. El equipo de Mané cumple los requisitos y por eso marcha en cabeza. Y también porque tiene la suerte de cara. Sus seis últimos puntos se han fraguado desde el punto de penalti, con tres goles, todos desde los once metros.Ayer, en el estadio de Mendizorroza, no fue una excepción. Pablo Gómez, el especialista desde esa línea, marcó pronto y él y sus compañeros especularon después ante un Levante triste, sin alma y con un entrenador provisional. Mané corta a todos sus equipos por el mismo patrón. Luchadores ante todo, con delanteros que ejercen a tiempos iguales de defensas y de atacantes, y cuya única exigencia para todos es correr y situarse en el lugar que les corresponde.
El Alavés, como el año pasado el Levante -anterior destino de Mané-, es previsible, pero, también eficaz. Romper su presión sólo está al alcance de jugadores con imaginación. Así, basta esperar el error para desnivelar un partido. El fallo del Levante lo cometió Balaguer, cuando interpuso sus manos en la carrera de Serrano, todo un experto en caer dentro del área. Ayer no fingió, cayó después de recibir un pase largo perfecto de Desio. Pablo rubricó la jugada y el partido siguió en punto muerto.
