Europa y EE UU limitan el impacto de la situación financiera en Japón
Los mercados de valores europeos parecieron encajar bien ayer el golpe de la segunda quiebra de una sociedad financiera japonesa en apenas 10 días, pero porque habían descontado ya el posible recorte de Tokio aprovechando la jornada festiva de Japón. La Bolsa de Madrid se permitió un avance del 1,01% apoyándose en la apertura al alza de Wall Street. Londres perdió el 0,72%; París, el 0,58%, y Francfort lograba subir el 0,47%.
La caída de la Bolsa de Tokio, de un 5,11%, se consideró adecuada a las circunstancias y, por tanto, ya descontada, a pesar de ser la segunda en importancia en este año y de que se ha producido cinco días después de la más importante, el 5,28% del pasado día 19.La Bolsa de Nueva York mantuvo durante varias horas un comportamiento indefinido, aunque acabó en el camino de las ganancias. La sesión se abrió con avances, lo que permitió cerrar los mercados en Europa con la misma orientación o con pequeñas pérdidas. Luego, el índice Dow Jones cayó por debajo del nivel de cierre del día anterior, pero volvieron a imponerse las compras. La sesión terminó con un avance de 41,03 puntos (0,53%) y quedó en 7.808,95.
En definitiva, las bolsas occidentales intentan por todos los medios alejar de la mente de los inversores el temor a que una parte de la crisis del sistema financiero japonés se traslade a estos mercados, por la vía que sea. El miedo a una retirada selectiva de inversiones en Occidente por parte de las entidades niponas, para tapar sus agujeros domésticos, ha estado presente en todas las conversaciones, pero mientras no se detecten movimientos concretos todo queda limitado a una simple especulación teórica.
En tanto se conocen las intenciones de las entidades japonesas, la inversión se mantiene al margen de lo que sucede en el mercado, como puede deducirse del volumen negociado ayer en el mercado continuo español, en el que se cruzaron operaciones por valor de 67.000 millones de pesetas y con una cuarta parte de esa cantidad obtenida a base de aplicaciones.
Los intentos de presentar una situación tranquila en la Bolsa española, la que más subió en Europa, después de haber sido el lunes la segunda que más bajaba, se relacionaban en el parqué madrileño con el último proceso privatizador del ejercicio (Aceralia) y con las declaradas intenciones de sus responsables de que el precio de colocación se sitúe en la parte media-alta de la banda de fluctuación del precio final, es decir, buscando que los ahorradores compren al precio más caro de los posibles.
Pérdidas en Latinoamérica
Lo que hace unas semanas era crisis asiática, ahora es sólo crisis japonesa, pero no por ello ha cesado el temor a un traslado de los problemas a los mercados latinoamericanos, que se vieron muy afectados por el temor a una reacción negativa en las grandes bolsas.En la sesión inicial de la semana las pérdidas de las bolsas de Iberoamérica fueron, en general, importantes. Destacaron el 4,26% que bajó Caracas y el 4,13% de retroceso en Buenos Aires. La plaza argentina recuperó ayer un 1,75%.
Sao Paulo perdió el lunes el 3,74%, aunque ayer recuperó un 0,89%; México consiguió avanzar ayer el 1,40%, aunque anteayer había retrocedido un 2,19%; Lima perdía el lunes un 1,79%; Santiago de Chile, el 0,36%; y Bogotá, el 0,14%.
El problema de la acumulación de riesgos para algunas empresas españolas vuelve con fuerza redoblada, sobre todo porque ya en los peores momentos de la crisis anterior hubo que engordar las carteras, aunque fuera con la excusa de aprovechar unos precios muy baratos para ir aumentando las participaciones. Pero si los problemas se mantienen algunas semanas más, las carteras de inversión en esta zona pueden llegar a la saturación y empezar a sufrir pérdidas en su valoración.
En la sesión de ayer del mercado de valores no se detectaron ventas procedentes del exterior, como cabría esperar de la liquidación de una sociedad del tamaño de Yamaichi, pero los analistas están muy pendientes de cualquier movimiento en este sentido.
La cartera exterior de esta sociedad de inversiones tendrá que venderse en algún momento y el único consuelo es saber que se intentará hacer con la prudencia necesaria, aunque sólo sea para obtener el mejor precio posible.
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