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CRISIS EN ASIA

La quiebra de Yamaichi, el cuarto banco de inversión japones, arrastra a los mercados

Un presidente hecho un mar de lágrimas, 7.500 empleados de uñas y decenas de miles de clientes aterrorizados. Eso era ayer Yamaichi Securities , el cuarto banco de negocios japonés, tras confirmarse su quiebra voluntaria. Una crisis que, además, condicionó el comportamiento de las bolsas mundiales. Prácticamente todas registraron caídas, que pudieron ser mayores si los mercados japoneses no hubieran celebrado la Fiesta del Trabajo.

Yamaichi, una entidad con 101 años de historia, llega a esta situación límite con un pasivo reconocido de tres billones de yenes (unos 3,6 billones de pesetas). No obstante, el desencadenante de su quiebra ha sido la confirmación de un agujero de 264.800 millones de yenes (unos 305.000 millones de pesetas). Según reconoció el presidente del banco, Shoehi Nozawa, el agujero en las cuentas procede de un conjunto de operaciones ilegales que reciben el nombre genérico de tobashi en el argot financiero japonés.

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El tobashi consiste en favorecer a determinados clientes asignando sus pérdidas a otros depositantes y de éstos a otros, mediante seguros. De esa forma, se concatenan varias operaciones hasta que su rastro se pierde. En realidad, los números rojos van a parar a sociedades registradas en algún paraíso fiscal, países del Caribe en el caso de Yamaichi.

El anuncio de la mayor quiebra bancaria en Japón desde la Segunda Guerra Mundial provocó la reacción inmediata de las autoridades niponas. "La población debe estar convencida de mi absoluto compromiso para proteger a los inversores" dijo el ministro de Finanzas, Horoshi Mitsuzuka. Desde Vancouver, no obstante, el primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, que participaba en la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico, aclaró que "no hay una decisión tomada" sobre ayudas públicas a la banca.

Créditos de urgencia

El gobernador del Banco de Japón, Yasuo Matsusita, sí adelantó que Yamaichi dispondrá de una serie de créditos especiales multimillonarios para hacer frente a sus compromisos.El año pasado, Yamaichi Securities perdió 1.328 millones (le dólares (casi 200.000 millones de pesetas) y ya en 1965 estuvo a punto de quebrar. Le salvó un crédito de urgencia de 228 millones de dólares (más de 30.000 millones de pesetas) concedido por el Banco de Japón.La quiebra de Yamaichi provocó también un retroceso inmedíato del yen japonés frente al dólar. En Londres, al cierre, se cambiaba a 126,99 por dólar (125,77 el día anterior).

Los mercados de valores también se vieron afectados. Paradójicamente, la Bolsa de Hong Kong, la más débil en las últimas crisis bursátiles, fue de las pocas que acabaron la sesión con ganancias. La quiebra de Yamaichi Securities ha roto cualquier expectativa de mejora en la situación financiera de Japón y deja abierta la puerta a posibles nuevos problemas. En apenas una semana se ha producido la quiebra del décimo banco comercial, el Hokkaido Takushoku, y del cuarto de inversiones, Yamaichi, lo. que indica que la crisis es mucho más profunda de lo que se pensaba.

Las bolsas europeas se curaron en salud y la jornada sólo deparó recortes, y eso gracias a que la Bolsa de Tokio permaneció cerrada por ser día festivo. Los mercados alemán y español resultaron más perjudicados que el resto, con recortes del 2,79% en Francfort y del 2,14% en Madrid. Londres perdió el 1,75% y París el 2,07%.Esta la madrugada, al cuarto de hora de iniciarse la sesión en la bolsa -de Tokio, el índice Nikkei ya caía 399 puntos -poco más del 2%- quedando situado en 16.321. Precisamente el temor a una reacción negativa por parte de la Bolsa de Tokio en la sesión de hoy obligo ayer a los mercados occidentales a tomar precauciones, a pesar de que las declaraciones institucionales continúan insistiendo en que las repercusiones de la crisis asiática serán mínimas.

Descenso en Wall Street

Wall Street cerró con una caída de 113,15 puntos (un 1,44%), con lo que su índice Dow Jones se situó en 7.667,92 puntos. La relación de esta caída con la crisis asiática parece evidente, después de que hace unos días se conociera un informe sobre las expectativas de la economía estadounidense a medio plazo.Un escueto comunicado de un economista de la Casa Blanca afirmaba ayer que las turbulencias asiáticas tendrán solamente un impacto suave en EE UU, opinión que no comparten los mercados, sobre todo después de que IBCA, la agencia británica de calificación de riesgos rebajara su valoración para ocho bancos de Corea del Sur. Esta agencia de calificación añadía en su notificación que las expectativas también son malas para 1998.

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