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El presunto asesino de Nerva asistió al entierro de las dos víctimas

Francisco Javier González Rodríguez, apodado El Legía por su vinculación familiar con la Legión y detenidocomo presunto autor de los tres crímenes de Nerva (Huelva), acudió el martes al entierro de las dos primeras víctimas, según varios vecinos. Además, coincidió en el cementerio con el chatarrero Manuel López Ferrer, a quien conocía de antiguo y que esa misma noche se convirtió en el tercer muerto a palos en tan sólo dos días. López Ferrer fue precisamente quien inició en el negocio de la chatarra a El Legía, que nunca tuvo un trabajo estable. La Guardia Civil seguía ayer buscando a otros posibles implicados en los crímenes.

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El pueblo cree que hay más implicados

De ser ciertas las sospechas de los investigadores, tan sólo horas después de los sepelios en los que coincidieron, Francisco Javier González Rodríguez, El Legía, debió de matar a estacazos a Manuel López Ferrer, un individuo con antecedentes penales que, sin embargo, mantenía una relación de amistad con algunos agentes de la Guardia Civil de Nerva, según el testimonio de varios vecinos de la localidad onubense. En principio, se han encontrado en poder de El Legía objetos personales de López Ferrer.Mientras las fuerzas de seguridad mantienen el estricto silencio al que les obliga el secreto del sumario decretado por la juez de Valverde del Camino, la encargada del caso, y la discreción necesaria para no reventar las diversas pistas que se siguen, las hipótesis corren por el pueblo entre los allegados a las víctimas. "Ese hombre, el chatarrero [López Ferrerl, era un confidente y molestaba a El Legía, que ya había matado a los otros dos. El tercer crimen estaba escrito", aseguraba ayer uno de ellos.

Para lo que nadie encuentra explicación, sin embargo, es para los dos primeros asesinatos, los de Ángel Gómez Pérez y su sobrino Félix Cabanas, que no tenían enemigos ni andaban en asuntos turbios. Vecinos e investigadores coinciden en apuntar al robo como el móvil más probable.

El silencio oficial en torno al caso es absoluto. La Guardia Civil ha sacado del cuartelillo al menos dos veces al detenido, que nació en la cercana Ríotinto, pero que vive en Nerva desde hace años. La primera fue a la 1.30 de la madrugada de ayer; la segunda, hacia las diez de la mañana. El presunto homicida fue trasladado en un furgón policial a los lugares donde se cometieron los crímenes, presumiblemente en un intento de encontrar pruebas que le incriminen. A las 11.30, El Legía fue introducido de nuevo en el recinto en el que permanece arrestado con la cabeza tapada con su propio jersey.

Los vecinos no creen posible que El Legía pudiera perpetrar en solitario los tres crímenes. "Es un tipo bajito, muy bajito, que anda mal, metido en la droga, aunque en el pueblo tenía amigos", manifestaba ayer uno. Lo cierto es que González Rodríguez, que vive con una mujer y tiene un hijo, carece de trabajo fijo. "Nunca ha tenido buena fama", advertía otro.

Uno de los hermanos del detenido matizó ayer ante las puertas del cuartelillo: "Francisco Javier estuvo metido hace tiempo en el chute. Pero ya no lo está. Se salió. El es incapaz de matar a nadie. Lo que pasa es que un guardia civil la tiene tomada con él y ahora está pagando el pato".

Ayer, al mediodía, la viuda de López Ferrer acudió al cuartelillo para prestar declaración durante una hora. Anteriormente, había manifestado que en la noche del crimen oyó a alguien que trataba de abrir la puerta de su casa y luego lo vio huir hacia una colina cercana, donde se reunió con otra persona.

En la noche del jueves, los familiares de López Ferrer y los de El Legía se enfrentaron a golpes ante el mismo cuartelillo. Los propios guardias civiles tuvieron que poner punto y final a la trifulca. "No tengo miedo. Si me quieren matar, aquí está la tía", decía a gritos una amiga del chatarrero asesinado.

El Ayuntamiento hizo público ayer un comunicado en el que agradece la rápida actuación de las fuerzas de seguridad en la detención del supuesto asesino y en el que pide a los vecinos "la serenidad suficiente" para no interferir en las indagaciones sobre el caso.

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