La pianista Rosa Torres-Pardo inaugura un nuevo sello discográfico español

Con una grabación discográfica de las versiones para piano de tres ballets de Prokofiev, Stravinski y Falla, a cargo de Rosa Torres-Pardo, se presentó ayer en la Residencia de Estudiantes de Madrid el sello discográfico Calando, un empeño nacido con vocación de calidad y en el que el apartado musical está complementado por aportaciones de otros campos de la cultura. Presentaron el acto el pintor Eduardo Arroyo, la diplomática Mercedes Rico y el psicoanalista Amoldo Libermann, además de la pianista y el presidente de la sociedad que edita la colección, José García-Berdoy.El nuevo sello pretende autofinanciarse a base de ventas por correo -Calando, S.L. (Alberto Aguílera, 60. 28015 Madrid), al precio de 3.500 pesetas- que no encarezcan el producto. No está prevista la distribución en tiendas.

La frecuencia de grabaciones no sobrepasará de momento un disco por año.

Las grabaciones de Romeo y Julieta, de Prokofiev; Petrouchka, de Stravinski, y El amor brujo, de Falla, por Rosa Torres-Pardo, se realizaron en vivo ante 300 personas en el auditorio, de Torrelodones. Los textos, en español e inglés, pertenecen a Libermann y Rico, y los dibujos, a Arroyo.

Eduardo Arroyo, escenógrafo y figurinista en óperas como Wozzek, La Walkyria, Otello o Desde la casa de los muertos y del anunciado Tristán e Isolda, con, Claudio Abbado, para los festivales de Salzburgo de 1999, se centró en la "personalidad y rareza" de este disco, del que se considera "cómplice". Mercedes Rico, escritora de temas de danza, destacó el "alma de bailarina" que subyace en la interpretación de los tres ballets por Rosa Torres-Pardo, recordando que la madre de la pianista era bailarina. Analizó el papel complementario de Stravinski, Prokofiev y Falla en el desarrollo del ballet del siglo XX y el desafío total que los tres compositores han supuesto para los coreógrafos.

Libermann, autor de varios libros y profesor invitado de la Universidad Complutense, subrayó que, ante la invasión del maquinismo en las interpretaciones pianísticas, Torres-Pardo aporta la "fusión del cuerpo con el teclado, una racionalidad al servicio de la pasión. Todo ello produce un estremecimiento inmediato de la piel".

Rosa Torres-Pardo se mostró satisfecha de un disco que cumple la función de "oír, ver y tocar". Tras afirmar que la presencia de gente en las grabaciones le da fuerzas adicionales para tocar, señaló que había sentido en todo momento "la imagen de la danza".