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La Complutense otorga una plaza al marido de un miembro del tribunal

El examinador y el examinado se conocían. Y mucho. Los servicios jurídicos de la Universidad Complutense de Madrid han paralizado cautelarmente la adjudicación de tres plazas de profesores asociados para la Facultad de Psicología porque uno de los ganadores del concurso, José María Pérez Millán, es marido de uno de los integrantes del tribunal, María Peiró. Ésta aduce "desconocimiento" de la ley.

El concurso público para elegir a los profesores de psicología clínica que impartirán las clases prácticas en el Gregorio-Marañón durante los próximos cuatro años se falló el pasado 15 de octubre. Pérez Millán consiguió la segunda mejor calificación, lo que le daba derecho a una de las tres plazas en juego. Uno de los candidatos que no logró su objetivo ha impugnado el proceso. El vicerrector de ordenación académica, Francisco José Portela, confesó: "Se ha deslizado un defecto de forma, sí. Seguro que la asesoría jurídica nos ordena retrotraer las actuaciones, porque lo sucedido es un atropello".El tribunal examinador estaba presidido por el vicedecano de la Facultad de Psicología, Luis Llavona Uribelarrea, que se mostró aturdido al conocer la relación de consanguinidad entre su compañera de calificaciones y uno de los examinados. "Yo no conocía ese vínculo, porque, en ese caso, no se habría constituido el tribunal", adujo el vicedecano.

Su versión no coincide con la de la propia María Peiró, que se justificó ante este periódico: "No conocía esa ley por la que no puedo formar parte del tribunal, pero yo advertí nada más sentarme que entre los candidatos estaba mi marido".

Peiró y Pérez Millán trabajan, precisamente, en el Gregorio Marañón, donde esas plazas de profesores asociados a la Universidad están muy solicitadas. Según la mujer, fue el jefe del departamento hospitalario de psicología el que la propuso para dictaminar, junto con otras cuatro personas, sobre la adjudicación de plazas. "Supongo que sabía que mi esposo se había presentado, pero él tampoco conocería la ley", se excusó.

Pese a las vinculaciones familiares, el profesor Llavona defendió el "rigor" del proceso de selección. "Estuvimos calificando, décima a décima, durante cerca de cuatro horas. Reto a cualquiera a que analice los currículos de los candidatos: le terminará dando las plazas a quienes se las dimos nosotros", exclamó. Luis Llavona admitió que, de no haber sido por la denuncia ante el rectorado, no habría conocido el nexo entre Pérez y Peiró: "No les había visto en mi vida y no tenemos modo de saber esas cosas".

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