Católicos pobres

Oí al Papa lamentarse de que en América el Norte, protestante, sea muy rico, mientras el Sur, católico, es enormemente pobre. Llevo muchos años leyendo, pero en un sentido contrario al suyo: son pobres porque son católicos. No les ha llegado la modernidad, ni ciertas formas de libertad llevadas por los vientos revolucionarios; el pensamiento se ha quedado lejos del libre examen; la natalidad obligatoria es desbordante, y la ciencia, sospechosa. También en otros países católicos, como España e Irlanda, atrasados por ello respecto a los europeos revisionistas del cristianismo. Siempre lo he creído de España; en la historia y en la visión cotidiana y resurgente del peso muerto del catolicismo, sigue siendo más peso y más muerto. No digo que tanto como en tiempos anteriores, incluyendo el del tirano bajo palio, pero sí con respecto a lo que va sucediendo con el pensamiento libre en el resto del mundo. Y por su intromisión en este Gobierno, que paraliza y estrecha los límites de las pequeñas libertades -de las grandes, ni se habla- que no concuerdan con los continuadores de la proclamación de la Cruzada.Hay religiones peores: las que se quedaron paradas en otros tiempos, como el islam. O las que pelean en la India. Las animistas, claro, tan ecológicas. Los ortodoxos eslavos, que renacen y alzan sus copones para comulgar. No me refiero al contenido de las religiones, menos aún a la belleza original del cristianismo, sino a las iglesias, o que se convierten en iglesias, como el islam, en tantos países donde el sultán o lo que sea es el imam de los creyentes. Los nuevos budista s están tratando de suprimir de las creencias todas las adherencias de estupidez supersticiosa, de conversión en religión oficial, de complicidad con los que mandan, para quedarse con la belleza del pensamiento original. Algo así quiso hacer Lutero, pero terminó quemando en la hoguera a Miguel Servet y a otros (pobre escapado de las llamas de las bestias españolas, que ya le lamían para purgarle de interpretación de la Santísima Trinidad, para caer en las ginebrinas); mucho se limpió del catolicismo en la Reforma, pero terminó digerido por los fuertes.

(El Norte, en América, no es rico; forma un país donde viven los ricos más ricos del mundo, protestantes, junto a los pobres más pobres, que son de iglesias aún más atrasadas). (Ah, y este Papa ahogó el catolicismo renovado que había comenzado con Juan XXIII).