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Incendiados en Andoain un coche de Joseba Egibar y otro del PNV

Un vehículo del portavoz del PNV, Joseba Egibar, y otro de su partido fueron incendiados en la madrugada de ayer en Andoain (Guipúzcoa). Los saboteadores lanzaron varios cócteles mólotov contra los dos, estacionados cerca del domicilio familiar de Egibar, y se dieron a la fuga. El PNV pidió a HB que condenase públicamente el atentado "antes de solicitar cualquier reunión para hablar de los presos [de ETA]". También en la madrugada de ayer, un artefacto que contenía un kilo de amosal explotó en el edificio técnico de Telefónica en Munguía (Vizcaya). Ya por la tarde, varios encapuchados incendiaron una sucursal de la Kutxa en Rentería (Guipúzcoa) pese a que varios empleados se encontraban en su interior.

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) considera que esas formas de proceder son "incompatibles con la práctica de la democracia" y asegura que sus autores, "aficionados a dirimir conflictos o discusiones mediante la aplicación del fuego purificador contra los adversarios, no merecen más que el desprecio general y, en su caso, cursos intensivos de democracia".La Ejecutiva nacionalista dice que no sabe si la forma de convencer del llamado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) es a través de las llamas, aunque sí está convencida de que la gasolina "ni destruye las ideas ni las convicciones". Así, avisa a quienes sabotearon su coche, un Audi 4, y el de su portavoz, una furgoneta Opel Midi, así como a los que pusieron un explosivo en un inmueble de Telefónica, que pueden quemar todo el parque móvil porque "no van a conseguir notar los efectos a nivel político y, por lo tanto, su trabajo, en este sentido, es inútil y estéril".

Todos los partidos vascos, a excepción de Herri Batasuna (HB), condenaron estos nuevos ataques. Eusko Alkartasuna (EA) pidió a los protagonistas de esas acciones que "pongan fin a una estrategia que tiene en estos actos de violencia y vandalismo el espejo de su intolerancia". El PP cree que estas "prácticas mafiosas del MLNV" no van a frenar la actividad política de los demócratas y "tampoco van a conseguir que no se sigan denunciando sus fechorías y señalando con el dedo a sus máximos responsables, que no son otros que HB y ETA". A su vez, los socialistas expresaron su solidaridad e Izquierda Unida pidió a HB que "escuche las voces de la sociedad vasca que se alzan contra ese tipo de acciones cobardes".

Un kilo de amosal

Estas acciones de los grupos que apoyan a ETA no fueron las únicas. La explosión de un artefacto en el edificio técnico de Telefónica en Munguía (Vizcaya) ocasionó daños materiales en el mismo y en los contiguos, que sufrieron roturas en los cristales de sus ventanas, así como en ocho vehículos aparcados en las inmediaciones del lugar, según precisaron portavoces del departamento vasco del Interior y de la propia empresa. La bomba, compuesta por un kilo de amosal, no causó afortunadamente daños personales.Los hechos se produjeron sobre las cuatro menos diez de la madrugada. El artefacto estaba compuesto por un kilogramo de amosal, se hallaba colocado en el interior de una cacerola y fue activado con un temporizador, según fuentes policiales.

La deflagración causó graves daños materiales en la zona superior de las oficinas del interior del edificio y en la puerta de acceso. La onda expansiva ocasionó también graves daños en ocho vehículos particulares estacionados en un aparcamiento ubicado en las proximidades. La bomba afectó también a algunas de las viviendas situadas en las cercanías. Así, la zona afectada y sus alrededores quedó sembrada de cristales, retirados posteriormente de la calzada.

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El alcalde de Munguía, el peneuvista José Ignacio Ibáñez, condenó el atentado contra el inmueble de Telefónica y aseguró que podría haber ocasionado mayores y más graves daños. Una hilera de arbolado, situada enfrente del edificio, amortiguó los efectos.

A las ocho menos veinte de la tarde, varios encapuchados incendiaron con líquido inflamable una sucursal de la Kutxa de Renteria (Guipúzcoa) mientras se encontraban en el interior del local varios empleados que tuvieron que huir por una puerta lateral y que no sufrieron heridas, según informó la Ertzaintza. Los saboteadores rompieron la luna de la fachada de la sucursal y arrojaron líquido inflamable en su interior al que posteriormente prendieron fuego. El ataque causó daños en los cajeros y manchas de humo en la fachada. Los vecinos que tienen su residencia en el piso situado encima de la Kutxa tuvieron que abandonar sus hogares.

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