Israel reprime las protestas por la muerte de un niño a manos de sus militares,
El entierro del pequeño Alí Jawarish, un niño palestino que murió el sábado como consecuencia de las heridas de bala que le habían disparado soldados israelíes el martes, se convirtió en motivo de nueva violencia. El Ejército israelí respondió con balas de caucho y gases lacrimógenos contra unos manifestantes que les arrojaban piedras tras el multitudinario entierro del pequeño. Una persona resultó herida.Los órganos del pequeño fueron trasplantados el sábado a enfermos israelíes por expreso deseo de la familia, según reconoció el hospital en el que estuvo ingresado hasta su muerte, en Jerusalén.
Después del entierro de Alí, varias decenas de jóvenes arrojaron piedras sobre los soldados que vigilan la tumba de Raquel, un lugar santo judío bajo control israelí que se encuentra a la entrada de esta ciudad autónoma de Cisjordania. Los militares respondieron disparando balas de caucho y gases lacrimógenos. Un fotógrafo de la agencia norteamericana Associated Press, Jales Zighari, fue hospitalizado después de resultar levemente herido en un pie.
Fue precisamente cerca de la tumba de Raquel donde el pequeño Alí Jawarish resultó mortalmente herido el pasado martes" durante una manifestación contra la inauguración de unas murallas de cemento junto al mausoleo. Según su familia y varios testimonios, Alí jugaba cerca de los manifestantes y no representaba ningún peligro para los soldados, lo que no impidió que una bala de caucho se le alojara en el cerebro.
Unas 600 personas participaron en los funerales del niño palestino. Su cadáver, envuelto en la bandera palestina, fue transportado en una camilla ante la furia de sus familiares y seres queridos. Los participantes, escoltados por un contingente de la policía palestina, corearon eslóganes antisraelíes, y también proiraquíes, con motivo de la amenaza norteamericana contra Sadarri Husein.
"Sadam, Sadam, nuestro querido Sadam, golpea Tél Aviv", clamaban losmanifestantes, haciendo alusión a los misiles balísticos lanzados por Irak contra Israel durante la guerra del Golfo, en 1991. La organización israelí para los derechos humanos Betselem condenó la muerte de Alí.
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