Exuperancia
Me fastidia enormemente la cuestión de este vídeo de Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, celebrando ceremonias sexuales con una señorita a sueldo. Me duele que a la negra Exuperancia la haya metido en, la cárcel la denuncia de Pedro por divulgar su intimidad sexual. Se mete con demasiada facilidad a la gente en la cárcel: quienes les envían a ella saben perfectamente el enorme daño que hacen, generalmente desmesurado con respecto al delito, supuesto o real, del que les acusan; -mucho mayor que el del mal causado a otra persona o a la impersonal y peligrosa sociedad. No puedo ni intentar describir la ira que me produce el artículo del código por el que se puede encerrar a Exuperancia, que castiga a quien revele la ideología, religión, creencia, salud, origen social y vida sexual de otro. ¿Es que hemos de ser conspiradores cotidianos? Yo soy rojo, ateo, descreído, heterosexual, de origen burguesito, y hoy viejo sano y aburrido. No debe ser que hayan de ocultarse esos datos por miedo a que la sociedad discrimine. El culpable es quien discrimina, no el discriminado.Es positivo que el vídeo no haya perjudicado a su actor, ni siquiera en el mundo pudibundo y beato que le contiene y le estimula; y sí descalifica a quienes hayan complotado para llevarle a una encerrona. Siento que le acepten sólo porque para ellos vale más vivo y activo. Me alegro de que no pase nada: buena salud social. Me repugna más algo como la COPE, en manos de los obispos y entregada a la calumnia, al insulto y al desdén por los otros, y defensora de ese actor, que lo que él haga con quien le quiera o le cobre. Y la celada tendida, a partir de la chica guineana, y por espías probablemente profesionales, que la actividad sexual del señor.
Estoy cansado de ver escenas así en películas pornográficas. Las prefiero: están mucho mejor hechas. Lo peor de la realidad es lo sórdida que resulta cuando se enmarca: no sólo en este caso, sino cuando el sexo se realiza en la postura del misionero (frase anglosajona: se refiere a los protestantes; los de otras religiones tendrán. sus maneras o estilos).
Me preocupa de Pedro su periódico diario, su vida pública. Que meta en la cárcel a su compañerita Exuperancia: eso no lo hace un caballero. En cuanto a sus costumbres, deberían ser indiferentes a todos: el día en que se pueda hablar de la ideología, el sexo, la salud o lo que sea de los demás sin exponerles a ninguna clase de desdoro, y lleguemos a la "casa de cristal", entraremos en la democracia.
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