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"Baño de sangre en Ballermann"

Un local del empresario asesinado en Mallorca sirvió para el rodaje de una provocadora y exitosa película alemana

Los asesinatos en Mallorca del llamado rey de la cerveza, Manfred Meisel, de 49 años; su hijo, de ocho, y una empleada coinciden con la apoteosis en los cines de Alemania de Ballermann 6, una película rodada en la playa de mallorquina de El Arenal que ha arrastrado a los cines a más de dos millones de personas en dos semanas. Uno de los locales de Meisel se encuentra situado precisamente en la zona de Palma en la que transcurre la acción. Se concentran en ella tópicos sobre España junto con un compendio de marranadas: uno de los protagonistas vomita sobre los pasajeros de un avión repleto de turistas y otro se limpia los dientes con la escobilla de un retrete.Alemania vive estos días una auténtica Ballernianía o el síndrome Ballermann, como escribe la revista Stern, con la película producida por Bernd Eichinger, quien optó como fórmula de éxito por dar rienda suelta a todo lo que se le ha ocurrido para provocar la carcajada del espectador a base de un arsenal de situaciones y bromas de mal gusto con dos representantes del proletariado, alemán el uno y emigrante italiano el otro, como protagonistas. Los dos cretinos se quedan sin trabajo y deciden tomarse unos días de vacaciones en Mallorca por 195 marcos (unas 16.000 pesetas), hotel y vuelo incluidos. En la isla buscan su El Dorado particular en el conocido lugar de El Arenal, donde se puede beber "el mayor cubo de sangría del mundo" y trasegar calderadas de cerveza. A lo largo de la hora y cuarto que dura la cinta, ambos cometen toda clase de desaguisados y no omiten ninguna de las referencias a un supuesto humor, centrado sobre todo en lafase anal, y a la España de la charanga y la pandereta: guardia civil con tricornio, temperamental bailarín de flamenco y plaza de toros donde un cornúpeta les machaca y voltea una y otra vez hasta el punto de que retornan a Alemania llenos de vendajes y escayolas. Por añadidura, se puede ver a turistas germanos dedicados a competir en la playa de Palma en lides tan noblescomo devorar chucrut aderezado con orines o introducirse en un recipiente repleto de sangría y, allí sumergidos, palpar las posaderas a una rubia.

Un cine de Hamburgo suspendió las proyecciones de Ballermann 6 porque los espectadores, enardecidos por las escenas, optaron por convertir la ficción en realidad, se subieron a las butacas y dieron vía libre a sus necesidades más elementales. Los críticos se rasgan las vestiduras, pero todas las revistas han dedicado páginas al fenómeno, lo cual contribuye, sin duda, a aumentar el éxito de la pelicula, que amenaza con batir todas las marcas de público. Pescadores a río revuelto aprovechan la ocasión para lanzar toda una serie de productos de quincalla y camisetas con los nombres de Ballermann e incluso algunos locales celebran los llamados Party Ballermann en recuerdo a "los días maravillosos pasados en Mallorca". Las autoridades autonómicas de Baleares se han mostrado consternadas ante el fenómeno. Años de esfuerzos para lograr un turismo de calidad, con buena prensa para difundir la imagen de la isla de los ricos y famosos, como el tenista Boris Becker y la modelo Claudia Schiffer, destrozados.

Para completar la, faena, el crimen con aspecto de ajuste de cuentas mafioso, en la persona del dueño de uno de los locales que aparecen en la película aumentará el morbo y ha desencadenado ya una ola de gigantescos titulares en la prensa amarilla. Bild Zéitung, que con cinco millones de ejemplares es el diario de mayor tirada de Europa y alimento espiritual de los sectores más populares de la sociedad alemana, mostraba ayer esta primera página: "Baño de sangre en Ballermann".

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