Símbolo del fracaso

(...) El eternamente idéntico desarrollo de los acontecimientos en Irak es tan viejo como la razón del mismo. Sólo porque el ex presidente de Estados Unidos George Bush no llevó consecuentemente hasta el fin la guerra contra el tirano iraquí, su sucesor, Bill Clinton, tiene que seguir ocupándose del problema ya en su segundo mandato.Con el agravante de que tampoco Clinton tiene ideas para una política concluyente frente a Irak. Esperar pacientemente la caída de Sadam no es estrategia digna de una superpotencia. La carencia de ideas se ve con especial claridad en el norte de Irak, símbolo del fracaso de la política estadounidense en la región. (...) Allí la situación es tan confusa que no se le puede explicar en 30 segundos a un consumidor de la CNN: un aliado de la OTAN (Turquía) bombardea posiciones de una organización kurda (UPK) financiada por Washington con medio millón de dólares mensuales a pesar de su alianza con los mullás de Teherán. Los turcos, por su parte, ayudan a otra organización kurda (PDK) que no se priva de cooperar con Sadam, el genocida de kurdos, y que, gracias a esa cooperación, asesta a Estados Unidos la peor derrota hasta el momento en Irak.

En este caos sólo hay una cosa clara: no puede seguir así. Estados Unidos tiene que explicarle al mundo qué pretende realmente en esta intrincada región de la tierra (...).