Mauro Silva se siente una mercancía
, "Me siento como una mercancía que llevan de un lado para otro", confesó Mauro Silva a última hora del martes, nada más llegar a Zaragoza, donde anoche jugó con su equipo, el Deportivo. No era para menos la queja del centrocampista brasileño: de las 48 horas anteriores, 28 se las había pasado en un avión. El futbolista se desplazó a su país para jugar con su selección, pero al poco de aterrizar fue eximido de ese compromiso y se le permitió regresar a España.
El Deportivo exigió su retorno porque no tiene la obligación reglamentaria de ceder a su jugador al haber cumplido los cinco partidos amistosos que, como máximo, puede disputar al año con su selección. La federación brasileña ha replicado con, una denuncia al presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, ante la FIFA por intervenir en este caso cuando está inhabilitado para ejercer funciones representativas de su club hasta agosto de 1998. La FIFA impuso hace medio año este castigo a Lendoiro por recurrir ante los tribunales ordinarios la clausura de su campo de Riazor.
Mauro Silva, junto a su compañero Flavio Conceiçao, partió de A Coruña el pasado domingo. Les había reclamado su país para participar en un partido amistoso contra País de Gales (se jugó el martes y Brasil ganó 3-0). Cuando Mauro llegó a su país, se encontró con que la Federación Brasileña había atendido una demanda del Deportivo. El jugador expresó su enojo, aunque con el comedimiento habitual en él: "Voy a jugar un partido tras dormir dos noches en un avión. Eso hasta puede favorecer las lesiones".
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