CiU y el PSC intentan desactivar esta semana la resistencia a la ley del catalán
El rechazo con que los demás partidos del arco parlamentario acogieron ayer el pacto de CiU y el PSC sobre la futura ley de política lingüística es una muestra del espíritu moderado que lo anima. Por un extremo, la independentista Pilar Rahola lo calificó como "una traición" de los nacionalistas. Por el otro, el conservador Alberto Fernández Díaz, presidente del PP catalán, aseguró que atenta contra el bilingüismo. Ambos adelantaron su rechazo al proyecto tal como se configura tras el pacto de Jordi Pujol y Narcís Serra. Tanto CiU como el PSC esperan lograr esta semana que el resto de partidos se sumen al acuerdo.
Sin conocer aún el contenido literal de las 25 enmiendas al proyecto pactadas el sábado por Pujol y Serra, los demás partidos catalanes se apresuraron ayer a descalificarlo. Sin embargo, ninguno de ellos se instaló en el voto en contra. Todos se mueven entre el no y la abstención. Y todos están a la espera de que las negociaciones previstas para esta semana les indiquen hasta qué punto el acuerdo CiU-PSC admite incorporaciones. Hoy, a las 12 horas, finaliza el plazo para presentar las enmiendas al proyecto. Será el momento en que comenzará una nueva fase de negociación, en este caso para ampliar el consenso básico prefigurado por CiU y el PSC, que asegura 90 de los 135 votos del Parlament.Los rechazos que tanto Pujol como Serra están más interesados en desactivar son los de Esquerra Republicana (ERC) y el PP, por razones distintas. El de ERC, porque puede erosionar el voto nacionalista de CiU. El del PP, porque puede erosionar el voto al PSIC en segmentos de población de habla castellana y porque es el que puede llevar la futura ley el Tribunal Constitucional. Y no es nada fácil convencer a fuerzas que presionan en direcciones opuestas. Josep Lluís Carod, secretario general de ERC, afirmó ayer que el espíritu del acuerdo "dificulta aún más si cabe nuestra aproximación porque da la vuelta a las bases en las que se sostenía esta ley". Es decir, añadió, un proyecto que debía permitir el despegue del catalán se ha convertido en una garantía para el status del castellano.
En sentido absolutamente contrario se pronunció Alberto Fernández. El pacto CiU-PSC "no cambia la idea de que esa ley es innecesaria e inoportuna y sus contenidos siguen sin gustarnos", dijo. Aprovechó la ocasión para acusar a los socialistas de haber renunciado a sus planteamientos y de sumarse a los de los nacionalistas. Las cuotas lingüísticas y las sanciones permanecen en el proyecto, agregó, y lo único que han hecho Pujol y Serra es maquillarlo".
Pero si estos son los guiños de los dirigentes hacia sus respectivos electorados, ambos se cuidaron también de mantener abierta la puerta a las negociaciones que esta semana tienen previsto entablar con el consejero de Cultura, Joan Mari Pujals. Carod se entrevistará el jueves con él. Fernández aguardaba concretar día.
El presidente de Iniciativa per Catalunya-Els Verds (IC-EV), Rafael Ribó, fue el único en reclamar la vuelta al consenso para la aprobación del proyecto, informa Josep Garriga. Para Ribó este consenso no significa, ni mucho menos, el 70% de los votos del Parlamento catalán (los que suman CiU y el PSC) y solicitó a ambos partidos que expliquen con más transparencia el acuerdo alcanzado. Para el líder de IC-EV, los dirigentes de CiU y el PSIC tan solo han hecho demagogia porque no han aportado nada que incluya novedades. "En la ponencia no se atentaba contra ningún derecho individual", manifestó.
Ribó añadió que los temas de la lengua no tendrían que tomarse como un asunto "partidista", ya que la convivencia que existe en la sociedad "está por encima de la de los partidos políticos". "En esta carrera política por la ley del catalán", dijo Ribó, "en la que todos quieren destacar, la única que sale perdiendo es Cataluña".
Por otra parte, la tensión entre el PP y CiU volvió a encresparse ayer por la forma en que el portavoz de los nacionalistas en el Congreso de los Diputados, Joaquim Molins, se refirió a sus aliados conservadores. En una entrevista publicada por el diario El Mundo, Molins afirmó: "Los electores nos han hecho la 'cabronada' de hacernos ir juntos al PP y CiU". Alberto Fernández le replicó ayer mismo indicando que algunos dirigentes de ClU añoran la etapa anterior a las últimas elecciones "cuando junto con el PSOE atacaban al Partido Popular".
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