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Vigilancia Aduanera no abordó el barco con 5.000 kilos de cocaína pese a tener autorización judicial

El Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) no quiso responsabilizarse ayer de los siguientes hechos: el Orto, un barco de bandera panameña con al menos 5.000 kilos de cocaína a bordo y bajo estrecha vigilancia policial desde hacía 15 días, se acercó durante la madrugada del viernes a apenas diez millas de la costa asturiana, se deshizo de la droga y volvió a poner rumbo a mar abierto. La tripulación del Petrel, el barco del SVA que tenía encomendada la operación, no llegó a intervenir pese a disponer de un auto del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón que autorizaba el abordaje del carguero que transportaba las cinco toneladas de droga.

Gonzalo Robles, delegado del Plan Nacional sobre Drogas y responsable de la coordinación de los distintos cuerpos que participaron en la operación -SVA, Cuerpo Nacional de Policía y aduaneros ingleses-, achacó el fracaso al mal tiempo. Sin embargo, tanto el Centro Meteorológico del Cantábrico como la torre de vigilancia marítima de El Musel (Gijón) confirmaron ayer a este periódico que, entre el jueves 30 y el domingo 2, el estado de la mar en esa zona de la costa asturiana fue "normal e incluso bueno".Donde sí hubo ayer mar gruesa fue en el Ministerio del Interior y en el despacho del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, muy enfadado por el fracaso de una operación supervisada por él y cuidadosamente planeada por la Unidad Central de Estupefacientes.

Hace más de un mes, los policías españoles fueron alertados por los aduaneros británicos de que una red internacional de narcotraficantes se disponía a introducir en España 5.000 kilos de cocaína a bordo del carguero Orto, de bandera panameña, un viejo conocido en las rutas de la droga.

Todos los datos facilitados por los británicos -que llegaron a emplear una fragata y cinco aviones militares en el seguimiento del barco desde el Caribe a Europa- resultaron ser ciertos. El Orto, después de descargar la droga en España, tenía previsto dirigirse a Hamburgo (Alemania), donde presumiblemente efectuaría una segunda entrega.

La información de los ingleses llegaba a más: barcos de menor envergadura -posiblemente pesqueros- se acercarían al Orto frente a las costas del Cantábrico y se harían cargo de la droga. Desde hace 15 días, todo estaba preparado en España para desbaratar la operación.

Extraña maniobra

Sin embargo, durante la madrugada del jueves al viernes, tanto los responsables del SVA como los de la policía sospecharon que algo iba mal. El Orto se había acercado peligrosamente hacia la costa de Asturias -a 10 millas, reconoció ayer Gonzalo Robles- y, antes del amanecer, había vuelto a alejarse mar adentro.Los responsables del Servicio de Vigilancia Aduanera justifican su pasividad en el propio auto del juez Garzón: "Sólo nos, autorizaba a intervenir en el momento del trasvase de la droga desde el buque nodriza hasta los barcos pequeños".

Sin embargo, fuentes judiCiales y de la investigación aseguraron a este periódico que el auto del juez de la Audiencia Nacional también autorizaba el abordaje al barco nodriza. Pero no se produjo. Según las fuentes de la investigación consultadas por este periódico, veloces planeadoras -lanchas rápidas como las que se usan en Galicia y Gibraltar para el contrabando de tabaco- se acercaron al Orto, recogieron la droga y la desembarcaron en algún punto de las costas de Galicia o Asturias.

El delegado del Plan Nacional sobre Drogas, sin embargo, no cree que los narcotraficantes alcanzaran su objetivo. "No se puede afirmar tajantemente", dijo ayer Robles en rueda de prensa, "que la red haya burlado el cerco policial y haya logrado desembarcar en el Cantábrico e introducir en Asturias un alijo de 5.000 kilos de cocaína por dos razones: las pésimas condiciones de la mar y porque el buque de los narcotraficantes llegó a detectar el dispositivo aéreo, marítimo y terrestre que se había puesto en marcha".

Oportunidad

"Eso", continuó Gonzalo Robles, "les hizo desviar el rumbo y, posiblemente, deshacerse de la cocaína para no ser apresados con ella a bordo". El delegado del Plan Nacional sobre Drogas descartó que se hubiera producido descoordinación alguna entre aduaneros y policías, si bien reconoció: "Se puede discutir si se tomaron las medidas adecuadas en el momento oportuno".Gonzalo Robles confirmó que el dispositivo de rastreos y controles de carretera puesto en marcha por la Guardia Civil tras el fracaso de la operación marítima -y con la esperanza de interceptar el alijo en tierra firme- seguía abierto ayer.

De lo que no habló Robles fue del gran enfado existente en el seno de la Guardia Civil por la forma en que se llevó el dispositivo. Según fuentes del instituto armado, la primera noticia les llegó a las once de la noche del viernes 31 y alertaba de un posible alijo de cocaína en las costas gallegas. La queja se basa en dos cuestiones fundamentales: sólo fueron informados de la operación cuando ésta ya había fracasado y tanto la policía como el Servicio de Vigilancia Aduanera mantuvieron un amplio despliegue -al menos 15 vehículos camuflados y más de 40 agentes- en una zona que es demarcación de la Guardia Civil.

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