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La calle de Segovia contará con un aparcamiento mecanizado

Antonio Jiménez Barca

Un vecino vio ayer al concejal de Vivienda, Sigfrido Herráez, y le dijo que la reforma de la plaza de la Paja "está bien" pero que falta sitio para los coches. Herráez replicó con una novedad: se van a construir dos aparcamientos de residentes cerca, de 150 plazas cada uno, el primero en la calle de Segovia, al pie del viaducto, y el segundo en la plaza de Santa Cruz. Los dos serán del tipo mecanizado: el conductor de a el automóvil en una rampa y un dispositivo se encarga de guardar el coche bajo tierra.

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El proyecto de estos dos aparcamientos pasará por el pleno municipal, según Herráez, en el mes de enero. Poco después empezarán las obras.Los vecinos de la antiquísima plaza de la Paja, que nació cuando Madrid no pasaba de pequeña fortaleza árabe, en el siglo IX, asistieron ayer con un punto escéptico a la enésima transformación del lugar. El recinto ha perdido la fuente instalada en 1992, que, a juicio de los actuales arquitectos municipales, no casaba nada con el entorno sobrio de los Austrias y ha ganado en amplitud, limpieza y perspectiva. Los automóviles, como bien señalaba el vecino observador, han perdido un espacio que ahora es disfrutado por los paseantes.

La plaza "del corral"

Así lo reconocían ayer dos señoras de casi 60 años que han nacido y vivido siempre en ese rincón del viejo Madrid. Las dos vecinas , acto seguido, se quejaron de dos cosas: de que la plaza no cuente con ningún jardín, cosa que sí había cuando eran "mucho más jóvenes" y que los dueños de los perros del barrio permitan que los animales dejen cada tarde el suelo recién estrenado como una pocilga."Esto, con las cagadas de perros, más parece plaza del Corral que plaza de la Paja", bromeaba un vecina. "Tendrían que poner de continuo un policía de paisano que controlara la cuestión", añadió. El alcalde, José María Álvarez del Manzano, del PP, insistió en el tema: "Cuiden, por favor, de que los perros no ensucien esto", aconsejó a la concurrencia.

El punto curioso de la inauguración de la reforma de esta plaza, que ha costado 70 millones y ha durado casi un año, lo puso una escultura de bronce, colocada en un rincón y que sirve como emblema de la obra. Representa la figura sentada del escultor que la ha llevado a cabo: Félix Hernando, de 39 años, que asegura que el hecho de tomarse a sí mismo como modelo "no obedece a ningún afán ególatra, sino a un deseo de detener el tiempo". La figura aparece leyendo algo que de lejos parece un periódico, pero que es en realidad un folleto con el lema municipal de reforma del casco antiguo: "Entre todos rehabilitamos Madrid". Uno de los alumnos del cercano instituto de Santa Bárbara se acercó al alcalde para pedirle un aparcamiento para bicicletas y más carriles bici. Álvarez del Manzano le respondió a lo primero que "no" porque "afearía la obra", y a lo segundo, que tampoco porque "Madrid no es una ciudad para la bicicleta".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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