Pequeños tiburones

La verdadera oferta pública de venta (OPV) de Endesa se hizo ayer en la Bolsa. Los particulares, que compraron con un descuento del 4%, dieron orden de vender 45 millones de acciones, el 17% del total de la operación.

Las instituciones, que no habían acudido a su parte de la oferta y que forzaron la desviación de 26 millones de acciones hasta el tramo general, estuvieron ayer al quite e impidieron que la desbordante oferta hicera caer los precios.

Al final, las instituciones han comprado casi al mismo precio -el cambio medio de ayer fue de 2.685 pesetas, el mismo del cierre del día anterior- y más títulos de los que pensaban, pero los particulares han quedado contentos a pesar de haber visto reducidas sus ganancias a un 5,3% menos gastos, pero en un solo día.Los operadores no se explicaban cómo con una oferta tan enorme los compradores no dejaban caer la cotización, pero la clave puede estar en las próximas privatizaciones que debe hacer el Estado y para las que, necesariamente, debe contar con otra demanda récord de acciones.La mecánica de las OPV puede verse afectada a partir de ahora a la luz de estos datos, puesto que los ahorradores son los únicos que acuden en masa, mientras que las instituciones pueden cambiar su papel por el de simple colchón para amortiguar el impacto de las primeras ventas.Los ahorradores han aprendido a ser tan voraces como los más expertos tiburones, lo que, dada su cantidad y tamaño, ha llevado a compararles con las pirañas. Ayer estuvo en juego el 4,35% del capital social de Endesa y la imagen del capitalismo popular se puso al día.