Para caminar por nuestra ciudad
Dice el alcalde de Madrid que las calles no están para beber y sí para pasear. No diré nada de lo primero, pero quiero entender que, cuando dice lo segundo, se refiere a que están hechas para andar. Y cuánta razón tiene si es que se pudiera. Sobre Lavapiés le tienen al pobre alcalde engañado. Como él sólo viene cuando se han cortado las calles para las procesiones, pensará que es un barrio muy de caminantes. Y limpio, pues cuando llega para lo mismo también han abrillantado los suelos como nunca y han dejado las paredes como las patenas, palabra ésta que supongo le gustará. Pero no es así ningún otro día del año. Ahora, una vez más, o nos han engañado o es que no se acaban de atrever. Ya ha comenzado un propagado plan de, rehabilitación en el que, por el momento, se han gastado un pellizco del presupuesto, pero en vistosos cartelones y en folletos repartidos una y otra vez en los mismos buzones (yo he recibido tres). Papeles que no dicen mucho ni claro.Pero como no hay plan sin publicidad, en esos textos sí aparecen los protagonistas, que creíamos que eran los vecinos pero no son otros que los de la asociación de vecinos (¿?), el Ayuntamiento y una retahíla de nombres de empresas de gases, eléctricas, constructoras y, por supuesto, bancos (no de los de sentarnos sino de los que tienen el dinero). Todos juntos trabajan en un plan para nosotros.
Y lo curioso de este comienzo de obras entre las calles el Ave María, Oliva y Lavapiés es que no están dejando ni una calle para que sólo los peatones paseen, es decir, anden.
Impedidos por los coches para dar dos pasos seguidos a gusto sin peligro, esperábamos este momento que, por la prensa, se había vendido como la solución.
Se escribió hasta de carriles para bicis.
En una oficina del plan se habla únicamente de un término confuso, algo así como calles de preferencia peatonal.
Y ¿en qué consisten, por lo ya visto en estas calles? En cambiar las piedras que había (sí han puesto canalizaciones nuevas) por otras, en hacer hermosos aparcamientos empedrados para los coches y en eliminar parte de las aceras. Las que quedan en algunos tramos apenas superan el medio metro de ancho.
Quitando aceras, pero no impidiendo el paso a los coches y motos, será ya dar la libertad absoluta a quien en este barrio manda, las cuatro ruedas; que no creo que haya forma de hacerlas entender el alcalde e Madrid dice que las calles son para pasear y por eso se ha inventado un concepto mundial nuevo, el de preferencia para peatones.
Para cultivar la casta del barrio, en pocos meses se animarán las discusiones entre motorizados y andarines con lo de "que soy preferente yo y no tú".- .
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