Críticas a las autoridades mexicanas tras el ciclón
Cuatro días después de la terrible visita del huracán Paulina la costa pacífica del sur de México, la desazón ha dado, paso a la polémica. Partidos políticos y diversos sectores sociales han acusado a las autoridades de negligencia por no advertir a la población del peligro que entrañaba el ciclón. La imprevisión fue patente en la ciudad de Acapulco donde decenas de personas fueron arrastradas por las aguas desde los cerros circundantes. La controversia rodea tamién el balance de muertos que oscila entre los 153 reconocidos por el Gobierno hasta los 248 que han contabilizado organismos extraoficiales. Los Gobiernos de los Estados de Guerrero y Oaxaca están en el punto de mira. El paso de Paulina ' por sus territorios ha puesto en evidencia no sólo su impericia en materia de previsión de desastres, sino además la desidia mostrada durante décadas ante el problema de la pobreza, que convive de forma descarnada con a prosperidad económica de los complejos turísticos como Acapulco, en Guerrero, o Huatulco y Puerto Escondido, en Oaxaca.Acapulco es, en este sentido, emblemático. Miles de familias llegadas del interior del Estado han ido ocupando y deforestando en estos años las colinas circundantes. Han sido estas barriadas de infravivienda las que tan desaparecido corriente abajo con el ciclón. En Oaxaca, las noticias que llegan de las depauperadas comunidades indígenas del interior, que siguen incomunicadas, son alarmantes. Los medios de comunicación acusan al Gobierno local de escamotear la información y las autoridades sanitarias han advertido del riesgo de epidemias.
La controversia envuelve también la cifra de víctimas. La Secretaría de Gobernación reconoció ayer 153 muertos. Sin embargo, los cadáveres recogidos sólo en Acapulco suman ya 156. El balanut: provisional extraoficial es de 248 víctimas. El presidente de la Cruz Roja, que el jueves anunció la existencia de 400 muertos, se desdijo horas después, alegando que había sido malinterpretado y que en realidad el recuento era aún impreciso. Lo cierto es que hay más de 300 desaparecidos.
El Ejército y los cuerpos de rescate siguen buscando cadáveres bajo el lodo. Las protestas arrecian ante la tardanza de la ayuda de emergencia que aún no ha alcanzado a las localidades más afectadas. Además, los intentos de algunos partidos políticos por capitalizar el drama han retrasado el reparto de víveres. Una comisión de legisladores ha salido hacia la zona, que ayer recorrió el presidente Emesto Zedillo.
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