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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una crisis lamentable

EL DíA en que un gran italiano, Dario Fo, recibió el Premio Nobel de Literatura cayó la primera coalición de centro-izquierda de la posguerra en Italia. Sólo 18 meses después de las últimas elecciones, Romano Prodi, líder del Olivo, se ha visto obligado a presentar su dimisión al presidente Scalfaro: le faltaron los votos de Refundación Comunista para aprobar el crucial Presupuesto de 1998.El interés de Italia, más que nunca, es que la crisis se resuelva pronto y sin nuevas elecciones, pues se juega nada menos que su lugar en la Europa del euro: tras haber hecho el milagro de sanear sus finanzas en muy poco tiempo (con la salvedad de sus contabilidades creativas), uno de los fundadores del Mercado Común corre el riesgo de quedarse a las puertas de Maastricht. La crisis perjudica a Italia, pero también a los países que -como España y Francia- aspiran a un euro integrado por el mayor número de naciones para corregir en cierta medida la tradicional hegemonía alemana. Una Italia díscola y fuera de la moneda única podría complicar el mapa político y económico europeo, empezando por las más que hipotéticas presiones sobre la lira, lo que daría mayor inestabilidad a los mercados en unos momentos en los que la UE necesita la máxima tranquilidad monetaria y financiera para asentarse.

Scalfaro tiene ante sí una tarea muy complicada para evitar unas elecciones anticipadas que, además, podrían no arrojar una clara mayoría y dar así al traste al cumplimiento de los criterios de Maastricht; en esa estela, la coalición gobernante había presentado unos Presupuestos moderadamente austeros para 1998, aunque con recortes en el gasto social (fundamentalmente en pensiones); había logrado,además, dominar la inflación. Por primera vez en muchos años, Italia iba en la senda correcta. Pero Refundación Comunista, que venia apoyando desde fuera a la coalición del Olivo, había advertido una y otra vez que no apoyaría nuevos sacrificios sociales. Esta vez las advertencias se han convertido en realidad y ha roto la mayoría parlamentaria.

Hay varias soluciones que no implican elecciones. Berlusconi, líder de Forza Italia, se ha ofrecido a formar una gran coalición izquierda-derecha para conducir en volandas a Italia hacia la moneda única. Aunque sus motivos no estén nada claros, no es una idea a desechar. El reto de Europa lo merece.

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