Blair firma en Moscú un acuerdo para combatir a las mafias rusas
Tony Blair no ha llegado a decir, como el director del FBI hace unos días, que las mafias rusas suponen una amenaza nuclear más temible que la del régimen soviético en tiempos de la guerra fría. Sin embargo, considera, como Louis Freeh, que las bandas llegadas del frío constituyen un peligro al que hay que combatir y que frenan el desarrollo económico y las inversiones. Tal vez por ello, el acuerdo más destacado que ayer firmó en Moscú el primer ministro británico establece una cooperación bilateral en este terreno con un fluido intercambio de información entre los respectivos cuerpos policiales.El presidente ruso, Borís Yeltsin, fue testigo del compromiso firmado por su primer ministro, Víktor Chernomirdin, y por Blair. Las mafias rusas son muy activas en el Reino Unido y en paraísos fiscales de la Commonwealth en los que Londres tiene considerable influencia.
La visita sirvió también para que Blair, que preside actualmente el Grupo de los Ocho, asegurara a Yeltsin que en la cumbre de Birmingham, en 1998, se discutirán ya todos los temas con Rusia, sin las reservas del antiguo G-7. También se trató de las consecuencias de la próxima introducción del euro, así como del fortalecimiento de los lazos económicos y políticos, sin conflictos, pero sin la química que existía al comienzo de la perestroika entre Margaret Thatcher y Mijaíl Gorbachov.
Yeltsin ha forjado una relación muy satisfactoria con el presidente francés, Jacques Chirac, y con el canciller alemán, Helmut Kohl. Blair no quiere quedarse, a la zaga, aunque sólo sea porque el Reino Unido es el segundo socio comercial de Rusia.
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