Una foto en el camino
Su hijo Brais dormía como una piedra, la ropa toda tirada; a qué hora habría llegado de pegar carteles anoche. Una pila de folletos electorales arrimada a una pared del pasillo. Tomó uno, la foto de Beiras con una bandera gallega detrás, "porque nos interesa este país".Imagen verdaderamente moderada. Un eslogan inocuo, era gallego y era castellano, y no la bandera con estrella roja sino la otra, la de todos. Ya había vacilado a Vicente, el del comité de empresa, que era del bloque; "hacemos lo que todos", había contestado. Tenía razón y parecía que daba resultado. Más lavadoras vendían los otros.Pero empezaba primero de filología germánica y el crío de campaña. Y su madre se lo consentía. Por la tarde hablarían. Le metió el folleto a su mujer en el bolso colgado en el recibidor y salió del piso evitando hacer ruido, Lola aún dormiría media hora más.Llamó al ascensor.
Estaba incómodo consigo mismo, él y su mujer a la edad del chaval vivían entregados a la política,se habían conocido en una asociación cultural galleguista. Pero aquellos eran otros tiempos, la idea de Galicia como nación la tenían cuatro gatos allí y cuatro en el exilio. A ver ese ascensor. Los chavales de ahora, la escuela era en castellano pero por lo menos les enseñaban gallego; no se imaginaban lo que era antes, tortas por hablar gallego y burlas por el acento. Una, grande y libre. "Cien figuras españolas", Guzmán el Bueno que los parió a todos.
Llegó el ascensor, al fin, la cabina angosta como un ataúd, "vanitas, vanitatis..." nunca dejaría de lamentar haber abandonado filología para meterse a organizar sindicatos, el de banca, la intersindical. No es que se arrepintiese de haber entrado en la Caja de Ahorros, además ganaba más que un profesor de instituto, como su mujer, pero echaba en falta estudiar literatura y filología, se le daban bien. Estaba considerando reanudar la carrera, aún no había. dicho nada a Lola ni al chaval. Coincidiría en la facultad con Brais.
En el portal, el del séptimo abriendo su buzón, qué iba a haber a esas horas. Decía que era de Valladolid, pero su acento parecía andaluz, trabajaba en la Consellería de Agricultura y naturalmente era del Partido Popular. Lo saludó con un escueto hola y salió presuroso. El día volvía a ser soleado.Entonces lo primero era la revolución, cuatro matados en "dos caballos", de aquí para allí haciendo pintadas, "Galiza ceibe" con brocha, con spray, con tiza, por todas partes. Por aldeas y barrios organizando gente y ahora mira. Entonces aún no había PSOE; estaba el PC, algunos grupitos en la, universidad y ellos. Ahora en cambio el BNG tenía cientos de miles, de votos y manejaba millones en sus campañas, él mismo les había dado 10.000 pelas; hoy era como los otros, los votaban quien quería. Si la gente no, se decidía, allá ella; que siguiesen haciendo el tonto votando para el inglés, él ya había cumplido. Además los habían echado a Lola y a él en una de aquellas purgas hace 20 años.
Veinte años ya. Seguían vivísimos en él aquellos años, como si hubiese gastado toda su fuerza en aquellos años de: conspiraciones y peligros. Cuando los purgaron habían quedado como exiliados.Poco a poco se habían ido cerrando las heridas, Lola hasta se había afiliado de nuevo al sindicato de la enseñanza. Al fin y al cabo, aunque ya no fuesen de ellos, eran los suyos. Y habían educado a Brais en lo mismo, lo habían educado en el idioma de sus padres y abuelos aun cuando. en aquellos años un niño del centro- de la ciudad tendría problemas al ser escolarizado en castellano;. aun hoy, pues hace 15 años peor. Había tenido problemas con una maestra especialmente facha, de aquel resentimiento venía en parte la rebeldía del chaval.
Siempre igual, una cadena de generaciones, de heridos. Algún día dejarían de ser extranjeros en su propio país. O no. El chaval se había comprometido' en el instituto. Pero lo del coco rapado y la coletita atrás... y lo de insumiso, a ver.Como quisiese, pero el comienzo del primer curso no era broma.
Los carteles colgados en las farolas con el rostro de Beiras otra vez. Se paró a observarlo. El trabajo oscuro y constante de tanta gente había conseguido al fin aquel candidato con cancha en los medios de comunicación y prestigio. Quién lo habría dicho. Conste que él pasaba, pero ya era hora de, que Galicia se levantase. Como Euskadi y Cataluña. Si se confirmase que el BNG pasaba a ser segundo, presidiría Beiras si Fraga perdía la mayoría. Una Galicia distinta.
-¿Qué,su candidato?, Muy retocadita- El del séptimo, a su lado.
- La de Fraga sí que está operada, es de cuando era ministro de Gobernación-. Echó a andar, pero el otro, detrás, quería guerra.
- Don Manuel no necesita cirugía-, le contestó desde atrás, él ya marchaba delante.
-¡Está mejor que nunca y vamos a ganar!
-Ya, y si gana dimite y entra Cuiña- El otro se calló y él apuró el paso.
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