Borrell revive su gestión ministerial
El último ministro de Obras Públicas del PSOE, José Borrell, recorrió este fin de semana por tierra, agua y aire las huellas que su periplo ministerial dejó en Galicia entre 1991 y 1996 en forma de aeropuertos, autovías y saneamiento de ríos. Borrell quiso así demostrar que fue el Ejecutivo del PSOE, y no el del PP de José María Aznar, el que determinó que el noroeste iba a ser prioritario en la inversión pública a partir de 1992.El ex ministro se mantiene en su tesis de que Galicia sigue recibiendo ahora más dinero para inversiones del Estado que comunidades como la suya, Cataluña. Esta reflexión, expresada por Borrell hace unos días en Cataluña, levantó polvo y polémica en Galicia y ha sido aprovechada de manera sesgada por el PP gallego para subrayar que hasta un ex ministro del PSOE asumía las actuaciones del "Gobierno amigo" de Aznar en Madrid.
Pero Borrell aprovechó la oportunidad que le brindaba su apoyo a Abel Caballero para explicarse este: fin de semana por distintos pueblos y comarcas de Ourense y Lugo. Dijo que Galicia y Castilla y León, "el cuadrante noroccidental", efectivamente, han sido beneficiadas en inversiones públicas entre 1992 y 1996 con respecto a Cataluña en una proporción del 30% del total para la primera y del 7% para la segunda, y puntualizó, que no le parece mal esta proporción porque antes los gastos se habían volcado en su tierra y en la zona de levante. Pero a continuación aclaró que fueron los gobiernos socialistas los que tomaron esa decisión de equilibrar los repartos en función de marginaciones históricas, y subrayó que, por contra, tras el primer ejercicio presupuestario completado por el Gabinete de Aznar esa línea ha iniciado una curva descendente que en 1998 alcanzará el encefalograma plano.
No todo fueron palabras en el ex ministro. También tuvo gestos en todas sus intervenciones. Su llegada en avión al remozado aeropuerto de Vigo le valió para congratularse del impulso que, dijo, dio a las mejoras de los aeródromos autonómicos. Su desplazamiento por carretera entre Vigo y Ourense fue la escusa perfecta para solazarse de que las zanjas y descampados que algún día soportarán las autovías gallegas sigan anunciándose con carteles de su MOPMA Y no con los signos de identidad actuales de Fomento. Y su espíritu estético y deportivo le empujó a hacer footing, a zambullirse y a probar el piragüismo por las riberas y los cauces del regenerado río Miño en su estela por la capital de Ourense.
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