El Atlético coge aire en Ovoedo
Los goles de Caminero y Vieri dan a los rojiblancos su primer triunfo a domicilio
El Atlético de Madrid se quita de encima las isobaras del famoso ciclón, esa etiqueta de mal agüero que se inventó su dueño, Jesús Gil, y que fue cosa de colgársela y empezar a perder puntos en la Liga. No fue un ciclón el equipo de Radomir Antic, sino simplemente mucho mejor que un Oviedo que sembró las primeras dudas de la temporada entre sus aficionados, al tiempo que perdía su condición de equipo invicto en la competición.El Atlético de Madrid no necesitó ser ciclón, ni siquiera despeinarse, para poner tierra y goles de por medio gracias a la apabullante superioridad técnica de las estrellas colchoneras. Puestos a hablar de etiquetas, podemos colocarle al italiano Christian Vieri una nueva: la de robot de cocina. El ariete. atlético fue el hombre del partido y dejó el sello de un perfecto robot, uno de esos artilugios que trituran todo lo que encuentran y que hacen a quien cocina el trabajo fácil. Vieri marcó el segundo gol, el que casi acabó con el partido, sacándole al argentino Gamboa seis o siete metros en un sprint. Antes y después de ese lance, el punta italiano tuvo oportunidades para marcar hasta cinco goles (en realidad, anotó otro de cabeza, pero el colegiado lo anuló por la inercia de proteger al guardameta en las imnediaciones de la portería) y, sobre todo, dejó en evidencia a los centrales ovetenses.
Para Vieri se reserva el trabajo sucio de llegar y apuntillar. Detrás de él tiene a dos artistas que son los que le dan al Atlético. el empaque de un gran equipo. Son Kiko y Juninho y todo lo que ayer ocurrió de bueno en el campo del Oviedo lo firmaron ellos dos, el jerezano y el brasileño, con excepción de algunos alardes del argentino Pompei, cuando pudo enseñar su poderosa zurda.
El Oviedo dio la impresión de resignarse muy pronto a su suerte. Cuando el Atlético de Madrid se puso por delante, el equipo azul aún no había llegado a la portería rival. Después, lo único mencionable en toda la tarde fue un golpe franco de Pompei que buscaba la escuadra y encontró la manopla de Molina. Al Oviedo, que hasta ayer había firmado un buen arranque de Liga (una victoria y tres empates), le cuesta un mundo hacer las transiciones y asomarse con peligro al área rival.
El sistema de Oscar Washington Tabárez aporta al equipo mucho orden, pero arriba, el uruguayo Juan González está condenado a luchar solo rodeado de enemigos. El Atlético de Madrid fue muy feliz toda la tarde ante un Oviedo incapaz de poner en aprietos a su defensa y, por si fuera poco, la línea de creación de Radomir Antic, beneficiada una vez más de la titularidad de Vizcaíno, trabajó sin verse presionada y pudo hacer añicos al Oviedo si las genialidades de Kiko y Vieri no hubieran remitido en el segundo tiempo hasta quedar convertidas en fuegos artificiales para la galería.
Tan distendido se vio Radomir Antic en el último tramo del paritido que a falta de 10 minutos sacó a Paulo Futre, el símbolo del equipo, y pudo dar descanso a Lardín. En realidad, en todo el segundo tiempo prácticamente no hubo partido. El Atlético de Madrid cubrió el expediente y el Oviedo se encontró totalmente negado para entrar en la disputa del partido con algo de chispa. Vizcaíno mandó un tiro al larguero, justo antes de que pitara el árbitro el final, tal vez para comprobar si por entonces alguno en la grada ya se había despertado de la siesta.
Una siesta que, por cierto, fue imposible en la primera mitad por culpa de un conato de incendio -en uno de los videomarcadores del estadio. Precisamente por dicho motivo, mientras los bomberos sofocaban el fuego, el juego estuvo cinco minutos detenido en el primer tiempo.Los cuestionados
El Atlético respiró en el Carlos Tartiere. Corigio liguero irregular con su primera victoria a domicilio y, además, dos de sus futbolistas más cuestionados aprovecharon el viaje para alzar la voz. Caminero, que se estrenó como goleador y apuntó que su recuperación como futbolista es posible, y, sobre todo, Vieri, a quien la mezcla de sus últimas actuaciones, más bien discretas, y las del chaval José Mari, simplemente geniales, habla metido en un debate peligroso: titular o suplente. Cuando más gente reclamaba ya su presencia en el banquillo, cansada de tanta oportunidad mandada, a la grada va el italiano, marca y sale airoso de un terreno difícil. A costa del Oviedo, el Atlético cogió aire.
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