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LA BODA REAL

500.000 personas asisten al piromusical, regalo de Barcelona a los novios

La fiesta de luz, agua, fuego y colores congregó anoche en las faldas de Montjuïc a más de 500.000 personas. El piromusical que tradicionalmente se celebra durante las fiestas de la Mercé ha tenido este año una edición especial, regalo de la ciudad a los novios. Cristina de Borbón e lñaki. Urdangarín llegaron a la terraza del Palacio de Congresos unos minutos antes de las once y les dio la bienvenida una gran ovación de la multitud.

Los novios fueron recibidos en el Palacio de Congresos por el nuevo alcalde de Barcelona, Joan Clos, que ejercía de anfitrión. A las once en punto, la infanta Cristina apretó el botón que había de activar los mecanismos automáticos del espectáculo y, a partir de ese momento, 2.500 kilos de material pirotécnico y 2.600 cohetes se elevaron por el aire mientras por megafonía sonaban las canciones de amor más populares de los últimos 25 años.El número de canciones seleccionadas obligó a un cambio excesivamente rápido de ritmos, con lo que el conjunto perdió en armonía, aunque no en vistosidad.

Los rostros de la pareja irradiaban felicidad. El momento más emocionante se produjo cuando, a las 11.30, seis torres humanas de siete pisos se elevaron junto a las fuentes en honor de los novios y los anxanetes que las coronaban encendieron cada uno su bengala. Ésa era la señal. Cuando los niños levantaron el brazo, la compacta multitud se iluminó con cientos de miles de puntos de luz a los cálidos compases de una música compuesta para la ocasión por Carlos Miranda. La expresión de los novios denotaba su gratitud portan espléndido regalo. En el cielo se leyó luego la palabra felicidades en catalán, seguida de una lluvia de corazones, y a continuación la voz de Elvis Presley, con su Falling love, abrió paso a una nueva selección de canciones y música instrumental que, esta vez sí, logró una gran sintonía con el fuego. La fuente, mientras tanto, se transformaba al ritmo de la música en sucesivas formas y colores.

El piromusical puso el broche multitudinario a la intensa jornada de los novios, que por la mañana recibieron a la corporación municipal en el palacio de Pedralbes, a mediodía almorzaron con el presidente Jordi Pujol y el Consell Executiu en la Generalitat, y por la noche presidieron con los Reyes la recepción que reunió a toda la realeza en el palacete Albéniz.

Este palacio se encuentra en la misma montaña de Montjuïc, de modo que los 350 nobles y aristócratas que asistieron a la cena ofrecida por los Reyes pudieron seguir desde sus jardines, ya terminado el ágape, el espléndido espectáculo de fuego. La luz centelleante de la pirotecnia iluminaba la ciudad al fondo.

Después de oírse la traca final y los tres cohetes de colofón, la multitud irrumpió en una larga ovación. La dispersión fue lenta. En una noche de clima casi veraniego y víspera de fiesta, nadie tenía prisa por irse. El metro y los autobuses, reforzados para la ocasión, fueron tragando poco a poco la multitud congregada. En los alrededores de la catedral, mientras tanto, decenas de personas se disponían a habilitar un lugar en el que pasar la noche para poder asegurarse una buena posición para hoy.

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