Los Urdangarín, vecinos de Vitoria
Los parientes de Iñaki no quieren que el enlace modifique su vida
Juan María, el padre de Iñaki Urdangarín, ha seguido paseando por las calles de Vitoria con la misma tranquilidad que lo hacía antes de que toda España se enterase de que su hijo se iba a casar con la infanta Cristina. De vez en cuando notaba algunos susurros a sus espaldas y advertía que le señalaban tímidamente con la mano; pero Vitoria mantiene la calma, y eso que la familia Urdangarín, pese a su discreción, se ha codeado con los sectores más influyentes de la ciudad desde que hace 20 años entrasen el censo vitoriano.Cuando la familia Urdangarín aterrizó en la capital alavesa a principios de los años ochenta, casi de inmediato se dio cuenta de que esa iba a ser su ciudad. "Vitoria es una ciudad discreta y en la que se disfruta de la vida. Da tiempo para hacer más cosas. Es una gozada para vivir". Este es el resumen de Mikel Urdangarín, el único varón junto a Iñaki de una familia de siete hermanos. Las obligaciones profesionales del padre, Juan María, le llevaron desde Zumárraga (Guipúzcoa), el pueblo natal de la familia, hasta Barcelona, donde desempeñó el cargo de director general de la empresa química alemana Fuchs. Desde allí se trasladó en 1980 hasta la capital de Álava para seguir en la misma empresa, aunque como consejero delegado.
El 10 de abril del pasado año, Juan María Urdangarín fue nombrado presidente de la Caja Vital, uno de los puestos más prestigiosos de la ciudad. A esa circunstancia se suma su pertenencia al PNV -el presidente del partido en Álava, José María Gerenabarrena, acudirá a la boda-, lo que le permite codearse con los círculos políticos de la capital. Sin embargo, en un primer momento no pudo arrastrar a la famlia hasta Vitoria. Los tres hijos menores -Laura, Iñaki y Lucía- recalaron al cabo de tres años, mientras que los demás hermanos prosiguieron sus estudios universitarios en Barcelona y se fueron incorporando en sucesivas etapas. En la actualidad, sólo Ana, la hermana mayor, que continúa en Barcelona; Cristina, que trabaja en Estados Unidos como médica, y el propio Iñaki, que vive en la capital catalana, mantienen la residencia fuera de Vitoria. Precisamente, el paso más efímero por la capital alavesa fue el de Iñaki, que sólo permaneció dos años, cuando estudiaba 3º de BUP y COU.
La decisión de optar entre Vitoria y Barcelona fue difícil, según reconoce Mikel, pero "muy acertada". "Todo depende de la fase de la vida en que te encuentres. Tal vez para los más jóvenes, Vitoria no tenga tanto atractivo como cuando estás en una edad media. Nosotros hemos vivido muchos años en Barcelona y nos sentíamos muy cómodos allí, pero había que tomar una decisión y ahora estamos muy contentos en Vitoria".
La familia se ha acoplado a Vitoria como un guante, a pesar de que el cosmopolitismo de los Urdangarín -en la casa hablan hasta cinco lenguas: inglés, francés, castellano, euskera y catalán choque con una ciudad pequeña y recogida. Los Urdangarín se dieron a conocer a raíz de la boda, pero entre la sociedad vitoriana disfrutaban de un lugar preeminente. Sus desvelos por seguir su vida sin sobresaltos les ha permitido llegar al día de hoy con su intimidad a salvo. "En estos días cercanos a la boda sí que estamos con la guardia más alta. Pero tanto antes como después, nuestra consigna es hacer nuestra vida con normalidad. Vitoria es una ciudad que nos lo ha facilitado. Todos los hermanos hemos sido muy independientes, pero el hecho de ser una familia numerosa hace que nos comportemos como una piña".
La boda va a facilitar a los Urdangarín una ocasión extra para juntarse. La dispersión hace que las reuniones familiares sean intensas, sobre todo la que celebran en Navidad. Además de los padres, la residencia de Vitoria acoge en esa fecha a los 7 hermanos y sus 10 hijos.
Una de las mayores preocupaciones de Juan María y de Claire Liebaert fue que sus hijos estudiaran. Así es como la familia acumula ahora las carreras de medicina, química, empresariales, secretariado internacional y educación física. La seriedad del padre y la visión europeísta de la madre -nació en una familia aristocrática de Amberes (Bélgica)- han marcado el carácter de los hermanos. Tanto Mikel como Iñaki han disfrutado de sus correrías juveniles a caballo entre Barcelona, y Vitoria. "Nos han pinchado más de un balón por jugar donde no debíamos", rememora el hermano de Iñaki. Además, los paseos por la montaña, la inevitable misa de los domingos y los partidos de balonmano en el colegio de los Marianistas acompañan los recuerdos dominicales que lñaki Urdangann guarda de Vitoria. Aunque sólo estuvo dos años, en su despedida de soltero estarán presentes amigos de su estancia vitoriana, con los que siempre ha mantenido contacto.
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