El sportman
Algunos miembros de la nobleza salían en la prensa antigua como "distinguido sportman". Un cazador de noticias supo que Romanones adquirió el periódico El Globo para hacer su política -esas cosas han pasado siempre, pero, por lo menos, compraban- y telegrafió a su diario, ahorrando palabras, "Romanones compró globo"; en la redacción el encargado de ampliar los telegramas escribió: "El distinguido sportman conde de Romanones ha adquirido un magnífico globo con el que piensa realizar audaces ascensiones... ". Me acuerdo porque no podemos decir "sportman", desde que empezó la cacería de palabras anglofrancesas durante el franquismo -menos mal que no empezó cuando se filtró el latín, o cuando se superpuso el árabe, o con los términos intelectuales hebreos: hablaríamos en berebere, que también tiene su belleza- y decimos "el distinguido deportista Urdangarín...".A mí me molesta esta boda. No por los dos chicos, que siempre les desearé, como a todos, una felicidad lo más larga posible, y unos buenos divorcios en los momentos oportunos de sus vidas, y que éstas se rehagan después, con sus cachorrillos. Me molesta en sí. No me parecen mal la de Rociíto y el guardia o la de la hija de Asensio, que sólo conozco por las espléndidas fotos en Interviú (entonces nos obligaban a decir "entrevista"), de su casa, porque aunque tengan audiencia nacional son la coronación de vidas de trabajo. Las bodas de Estado me parecen abusivas. Los cortejos, las catedrales, la guerra de las banderas y los emblemas, los regalos generosos de las comunidades -nosotros, en Madrid, un retrato al óleo de la novia: supongo que no será caro-, los de las empresas -lástima que Filesa no exista- y los municipios, me parecen despilfarro: cuando los más brillantes de los ricos o de sus representantes -Rato- siguen diciendo que hay que reducir los sueldos. Me dirán, claro, que soy demagogo: "A mucha honra", contestaré, como en el patio del colegio cuando me llamaban rojo, o cuando me reprochaban que estuviese pegado a las faldas de las niñas. Pero me parece mal, qué voy a hacer. Además el sábado me quedaré sin trabajo: en la SER dedican todos los micrófonos al distinguido sportman y la aristócrata. Menos mal que me repescan el domingo. Y la SER es una cadena privada: lo de RTVE, en la ruina pero dando carísima coba mediante Pilar Miró, me parece peor: yo no miraré. Lo siento, Pili.
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