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China recupera a Confucio para reforzar sus raíces orientales frente a Occidente

Confucio, filósofo nacido en China cuya obra e influencia es fundamental para conocer la cultura oriental, fue repudiado por el régimen comunista de Pekín desde la Revolución Cultural (1966-1976). Hoy, su pensamiento renace en un país que debe su formación cultural a este hombre que vagó por el territorio en la antigüedad buscando un príncipe que pusiera en práctica el gobierno perfecto.

Nacido en el 551 antes de Cristo, Confucio dio origen con su pensamiento a la base cultural de este gigante de Extremo Oriente, aunque el radicalismo político que marcó los años sesenta y setenta en China puso en peligro la pervivencia de su filosofía.Sometimiento al príncipe gobernante, respeto a los mayores, piedad filial y fidelidad a los amigos son los cuatro puntos cardinales de un pensamiento cuyo arraigo histórico prevalece hasta hoy en lo más profundo del país, donde no se cuestiona el poder, se venera a los ancianos, se mantiene económicamente a los progenitores y se confía en la palabra de un amigo como en una fe ciega.

Pero la Guardia Roja, encargada de perseguir durante la Revolución Cultural a los burgueses, intelectuales y a todo el que estuviera relacionado con conceptos abstractos ajenos a la lucha proletaria del trabajo agrícola, cerró la puerta a los fundamentos culturales de China hasta la puesta en práctica, en 1978, de la política de reforma y apertura al exterior del fallecido Deng Xiaoping.

Confucio fue objeto en aquellos años de consignas que le acusaban y repudiaban, e incluso al primer ministro, Zhou Enlai, cuyo poder era incuestionable incluso entonces, y al que no se podía derrocar a pesar de ser del bando de Deng Xiaoping, se le apodó, con el nombre de este filósofo, que era lo mismo que insultarle de la peor manera. Durante aquella etapa fatídica fue arrojado por una ventana el hijo de Deng, acusado de burgués.Después, en 1989, Zhou sería considerado un héroe por los jóvenes, a quienes aconsejó en la plaza pekinesa de Tiananmen que regresaran a sus casas antes de la llegada de los tanques que bañaron en sangre el breve e ingenuo movimiento demócrata y contra la corrupción de aquella primavera. Esta vez se pudo purgar a Zhou y se le expulsó del partido comunista en un retroceso brutal para las reformas liberales del país. China entró entonces en un periodo de crisis existencial, dando marcha atrás a su apertura, temerosa de perder precisamente lo que propugnaba Confucio: el sometimiento del pueblo al poder.

En busca del alma nacional

Las ideas básicas de Confucio de sometimiento del individuo a la sociedad, del hijo al padre y de la mujer al hombre han vuelto a renacer de forma oficial, ahora que China busca su modernización y recurre al reconocimiento de su historia en busca de prestigio y de justificación cultural.

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El filósofo fue condenado al ostracismo hasta su reciente resurgimiento, propulsado por el Gobierno en un intento de reconciliarse con su pasado y que ha convertido a su ciudad natal, Qufu, en un oasis cultural donde se mezclan la cultura con la elegante arquitectura imperial.

Estos días, cuando se celebra allí un festival internacional para conmemorar el 2.548º aniversario de su nacimiento, se venera al filósofo a través de Kong Demao, quien se cree que es descendiente directo de Confucio, en su 77ª generación. Confucio, autor de los cuatro libros clásicos, se convertiría así en el eje de la sociedad comunista china. En realidad, el principal punto de referencia cultural e ideológico del pueblo en este tipo de régimen político es el confucianismo, sobre el que reposa el Estado para mantener su poder, algo que se necesita más que nunca en un momento de cambios cruciales para el futuro del país.

, Una huella del pensamiento confuciano es la planificación por parte del Estado en periodos que van más allá de una generación, como es el caso de la política china de multiplicar por tres su producto interior bruto entre 1979 y el año 2050.

Desde 1850, con la llegada de Occidente a China, hasta 1949, año de la fundación de la República Popular, el país vivió 100 años de "humillación" que se quieren superar desde entonces a través de la reconstitución de la nación.

Confucio buscaba un Gobierno justo, libre de corruptos, y una sociedad en la que la mujer tuviera siempre que someterse al padre, al hermano mayor o al marido. Hoy, matizando este último punto, se pretende más que nunca dirigir al país de forma racional hacia un progreso económico, que no político, libre del ejercicio arbitrario del poder.

La leyenda popular sostiene que Confucio nació viejo, debido a su sabiduría, que se relaciona en Oriente con la edad. También se dice que cuando iba a nacer el filósofo, los astrólogos vieron dibujado en el cielo un unicornio, presagio de algo muy bueno.

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