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FÚTBOL CUARTA JORNADA DE LIGA

El Barcelona se hace fiable en Gijón

Luis Enrique y Rivaldo plasman la superioridad azulcirana en Gijón

El Barcelona, en un ejercicio muy profesional, cumplió el trámite de Gijón. Luis Enrique y Rivaldo firmaron un resultado que marca las diferencias entre el colista y el líder. Bastaron un par de acelerones al principio y al final para sumar tres nuevos puntos. El Sporting, que superó sus miedos durante media hora y llegó a soñar con el empate, recibió otro duro golpe en este comienzo de Liga desdichado. Los últimos minutos pudieron convertirse en un festival, pero los azulgrana se conformaron.Fue la cuarta demostración de que el Barcelona empieza a ser un equipo fiable. Le falta brillantez, pero nadie puede discutir sus números. Van Gaal empieza a ver reforzadas sus teorías con los resultados y deja el espectáculo para más adelante. Ayer, en el Molinón, las gotas de calidad se limitaron a las jugadas de los goles, con De la Peña como inventor y Luis Enrique y Rivaldo como ejecutores. Fue suficiente ante un Sporting que demostró todas sus carencias y que jugó sin sus dos hombres de más calidad, Lediakhov y Tomás, a los que Montes dejó en la grada El técnico gijonés apeló al músculo, pero no le sirvió de nada.

El descanso liguero aclaró las ideas de Van Gaal. El técnico holandés no renunció a su dibujo, pero lo hizo más racional. Formó una defensa con defensas (Reiziger, Nadal y Sergi) y devolvió a Celades a su posición natural en la banda derecha. La ausencia de Anderson obligó a otros retoques, pero de menor calado. Es decir, en el Molinón compareció el Barca más lógico y, probablemente, el mejor de los posibles en estos momentos.

Se encontró, además, como en Valencia, con un gol sin romper a sudar. La mira telescópica de De la Peña, el instinto asesino de Luis Enrique y gol. Montes había armado una alineación para aguantar y a los dos minutos se encontró con que no había nada que amarrar.

Cuando, a los 8 minutos, Rivaldo marcaba un gol de fantasía, todos pensaron en la goleada. Unos segundos antes, Tcherishev había desperdiciado un regalo de Hesp, devolviéndole el balón pese a tener toda la puerta vacía. El Sporting, asustado, se levantó a fuerza de meter el pie con más contundencia y se aprovechó de cierta relajación del Barcelona, que empezó a pensar en próximas citas. Sólo eso hizo posible que un equipo sin delanteros crease un par de oportunidades y acabase marcando en una jugada polémica, que resolvió el juez de línea.

El Sporting, crecido por el desarrollo del partido, plantó cara en el segundo tiempo. El Barcelona empezó a sentirse incómodo y el empate ya no era ningún imposible. Tcherishev pudo conseguirlo a los 10 minutos pero su remate se fue al lateral de la red. Dugarry, que alcanzó las más altas cotas de ineficacia, acabó siendo sus tituido por Amor y el Barcelona recuperó el timón. Volvió a aparecer la sociedad De la Peña-Luis Enrique y se cerró el partido.

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