Crisis entre Riad y Londres por la sentencia contra las enfermeras

Las relaciones entre el Reino Unido y Arabia Saudí permanecían anoche en crisis tras una encendida crítica británica al sistema judicial de Riad que condenó a una enfermera inglesa a ocho años de cárcel y 500 latigazos por el asesinato de una colega australiana el año pasado.En una declaración desusadamente aguda efectuada horas después de que el ministro británico de Exteriores, Robin Cook, calificara la sentencia de Riyad como "un hecho absolutamente inaceptable para el mundo moderno", el embajador saudí en Londres, Ghazi Algosaibi, dijo: "Nosotros no proponemos el cambio del sistema judicial en ningún país y no permitiremos que otro país trate de cambiar nuestro sistema".

El Gobierno de Tony Blair estaba anoche bajo fuerte presión para impedir que los verdugos saudíes azotaran a la enfermera Lucille McLaughlan, de 31 años, y para persuadir al tribunal de Riad que delibera la imposición de la pena de muerte para su colega y compatriota Deborah Parry, de 38 años.

Ambas han sido acusadas del asesinato de la enfermera australiana Yvonne Gilford, de 55 años. Varios diarios británicos cuestionaban ayer el poder del Gobierno de Londres para persuadir a los saudíes y evitar una tormenta diplomática que puede estropear las normalmente armónicas relaciones entre Londres y Riad.

Los británicos son los principales proveedores de armas a Arabia Saudí. La principal víctima de la ruptura de relaciones puede ser la anulación del contrato de venta de armas firmado en 1984 por un valor de 20.000 millones de libras esterlinas (unos cuatro billones y medio de pesetas).