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El FMI apoya el control de movimientos de capitales en los países financieramente frágiles

Victoria Carvajal

El Fondo Monetario Internacional (FMI) detalló ayer en Hong Kong, donde celebra la asamblea anual, el papel que aspira desempeñar en el imparable proceso de liberalización del flujo de capitales, en el mundo. Su vicedirector gerente, Stanley Fischer, presentó ayer un plan que daría autoridad al Fondo para forzar esta liberalización en cualquier país miembro preparado para dar este paso. De igual modo, el FMI apoyaría la adopción de medidas de control sobre el movimiento de capitales si el sistema financiero del país es frágil o acumula importantes desequilibrios económicos.

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"La eficacia de la vigilancia del Fondo es limitada por él hecho de que un país puede ser avisado de que acumula desequilibrios y sin embargo no tomar ninguna medida para corregirlos", justifica Fischer en el documento que recoge la propuesta. "Debido a que el FMI tiene acceso a la información privilegiada que le dan los gobiernos para cumplir su función", añadió, "no está en posición de alertar a los mercados mediante la publicación de sus preocupaciones".El responsable del Fondo se sacudía así de las críticas que ha recibido la institución por no advertir con más energía a Tailandia sobre la acumulación de preocupantes desequilibrios, que han provocado la devaluación en un 30% de su moneda. Otros países de la región, Malaisia, Indonesia y Filipinas, han sufrido similares depreciaciones.

Fischer acusó a los gestores del capital privado de prestar con demasiada alegría a algunos países en desarrollo y atribuyó esta generosidad al hecho de que los mercados confían en exceso en que el país que entre en crisis será rescatado por el Fondo y no tendrá problemas en el cumplimiento de sus obligaciones.

El responsable del FMI cree que al igual que la institución puede impedir a un miembro que imponga restricciones en los pagos y las transferencias de las operaciones por cuenta corriente, debe poder obligar a los países miembros a que liberen el movimiento de capitales o aprobar medidas de restricción que le ayuden en la transición hacia la plena liberalización.

Lejos de querer frenar o limitar la liberalización de capitales en el mundo, en el documento presentado ayer por el responsable del FMI destaca las ventajas del crecimiento del flujo de capitales. La entrada neta de ahorro extranjero en los países en desarrollo ascendió a 235.000 millones de dólares (35,25 billones de pesetas al cambio actual) en 1996. El 55% de estos fondos se dirigieron a las economías asiáticas, muchas de ellas ahora en crisis. En los últimos diez años, sin embargo, han recibido cerca del equivalente al 8% de sus PIB.

El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, defendió también la necesidad de dar un papel más activo a las instituciones multilaterales en el proceso de liberalización de capitales. Señaló que la institución que preside en colaboración con el Banco de Pagos Internacioriales (institución que agrupa a unos 40 bancos centrales del mundo y que dicta los coeficientes de solvencia de la banca) puede prestar asesoramiento técnico al sector financiero de los países en desarrollo para fortalecerlo antes de la plena liberalización de capitales.

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