El procesador
Si hubiera en el mercado un diccionario en el que no vinieran las voces marica, hotelucho, hildromasaje, corazoncito, fenomenológico, autoestima, élite, sobredosis, pis, inmunológico, puta, radicalización, inhibidor o insolidario, entre otras muchas, no dudaríamos en denunciar a la editorial por incompleta y nos devolverían el dinero, ya que no las palabras. Sin embargo, me acabo de comprar un procesador de textos carísimo de Microsoft que no reconoce ninguno de estos vocablos, y no sé qué hacer, la verdad, pues a la, mayoría de la gente consultada no le escandaliza en absoluto toda esta orgía amputadora de carácter verbal. Vamos a entrar en el siglo XXI de la mano de la informática, una ciencia, o lo que sea, capaz de hacer transferencias millonarias entre Sevilla y Singapur, pero que ignora el significado de interiorizar, salmonelosis, chorrada, desprovisto, diorama, impuntual, innombrable y lobotomía, sólo por ofrecer a los lectores otro ramillete de analfabetismo cibernético.Sin embargo, este diccionario minusválido sí reconoce Washington, curioso. A los autores del programa les parece inconcebible un mundo sin Washington, pero aspiran paradójicamente a vivir en un mundo sin mierda, que tampoco viene. Todo esto es muy raro, ya digo, pero más extraña es aún la falta de reacción por parte de las autoridades y los consumidores. Si uno pagara por entrar en una piscina en la que no hubiera agua, pondría el grito en él cielo, desde luego (aunque las instalaciones tuvieran mucho Washington), y la justicia le daría la razón.
¿Por qué, pues, se autoriza la venta de un procesador de textos en el que ha sido abolida una parte de la realidad, cuando no toleramos la venta de una coca-cola sin burbujas?
Farenheit 451.¿Recuerdan?
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