El patíbulo y el catecismo

CORRIERE DELLA SERAEl texto definitivo (y latino) del Catecismo de la Iglesia católica no dice categóricamente que la pena de muerte es inadmisible. Es más, ésta no se puede excluir "cuando sea la única vía practicable para defender eficazmente de un agresor inicuo la vida de los seres humanos". Vista por un laico tenaz adversario del patíbulo, esta fórmula parece bastante hipócrita y, sobre todo nada digna del coraje de un Papa como Juan Pablo II. Todavía más hipócrita parece el argumento catequística aplaudido como un avance por muchos comentaristas: hoy, a partir de la posibilidad de la que dispone el Estado (pero qué Estado) para reprimir eficazmente el crimen haciendo inofensivo al que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos de absoluta necesidad de supresión del reo son aún más raros, si no inexistentes. ( ... ) Este Papa ( ... ) es valientemente contrario a la pena de muerte. Pero, en este caso, frente a la mediación de la Curia, a los remordimientos de la historia, al griterío de la multitud, aprueba un catecismo que, sobre el uso de la horca, es ambiguo ( ... ) y contradice clamorosamente el estilo de su magisterio. Los laicos, lo repito, no pueden y no deben hablar cuando se trata de cuestiones de fe. Pero también tienen derecho a maravillarse cuando un Papa que defiende la vida humana (...) no se asoma al púlpito para pedir excusas también a las víctimas de los viejos verdugos vaticanos.

12 de septiembre