Baile de hoy y de siempre

Hay garra y hay ángel, efectivamente, y como reza el título, en este espectáculo. La garra corre fundamentalmente a cargo de Eva la Yerbabuena, que baila con fuerza, con convicción, con un hondo sentido de la expresión flamenca. En la soleá por bulerías, en solitario y con plena libertad para dejarse llevar por su impulso creativo, se entregó a un verdadero recital de extraordinario baile flamenco en una línea muy ortodoxa, lleno de nervio, con mucho encanto y, en ocasiones, de gran complejidad.El ángel también es patrimonio de La Yerbabuena. Porque es una bailaora completa, que sabe fundir plenamente la fuerza, la gracia y la armonía de lo jondo. Ángel y garra hubo en el taranto, trufado de tangos, que Eva bailó con Rafael Amargo, un bailaor técnicamente correcto, aunque un tanto convencional. Es el tema que da título a la obra, y uno de los más hermosos, en el que se alternan el profundo dramatismo del estilo minero con la dinámica vibrante de los tangos.

Mucho ángel, también, en las cuatro bailaoras secundarias, que por una vez forman un grupo estéticamente atractivo y por una vez saben bailar bien. La estampa Entre nubes, en que bailan sucesivamente siguiriya, soleá, bulerías y alegrías, fue de ellas y la bordaron con autoridad y brillantez, ayudadas por un marco escenográfico en que la austeridad es valor añadido.

Espléndidos cantaores y notables músicos pusieron también su buen arte al servicio de un empeño que nace ambicioso y con calidad. Por cierto, este espectáculo está siendo promocionado de manera un tanto ambigua como flamenco que pretende combinar lo más puro de este arte con ciertos elementos vanguardistas. A este respecto digamos que sólo uno de los temas tiene un cierto carácter de danza contemporánea, y no es precisamente el mejor.