Buenos augurios
Los apuntes individuales del 'derby' anuncian una temporada con espectáculo
Kiko-Juninho
Son dos futbolistas superlativos, pero no conectan entre sí. No forman sociedad. Primero, porque juegan a revoluciones diferentes (Juninho juega a toda velocidad y Kiko prefiere un juego más pausado), y segundo porque ambos quieren el balón a pie. Ambos son maestros en dar servicios al hueco, pero no en recibirlos. Su falta de conexión, sin embargo, no es un problema. Tirado unas veces por Juninho y otras por Kiko el Atlético enredó como quiso a la defensa del Madrid en la primera parte. El gol rojiblanco, a modo de excepción que confirma la regla, lo marcó Juninho a pase de Kiko.
Raúl-Mijatovic-Suker
El tridente del Madrid no lo fue ayer. Y no lo fue por Suker que no anda fino. Lo intenta pero no está fresco en el uno contra uno. Raúl y Mijatovic sí tuvieron peso en el partido. Suyas fueron las únicas acciones de peligro del Madrid en su peor parte, la primera, y su juego decidido contribuyó mucho a cambiar los papeles en la segunda. Si no lucieron más no fue tanto su culpa sino del montaje defensivo del Atlético.
Santi-Andrei
El Madrid marcó su gol desde 40 metros porque no tuvo otro remedio. Desde más cerca le resultó simplemente imposible. Sobre todo, por Santi y Andrei, una pareja que no sólo se entiende sino que se necesita. El brasileño domina el corte, se anticipa, llega con sentido a las ayudas y le da siempre la salida correcta a la pelota. De no ser por su pisotón a Mijatovic, su actuación habría sido de 10. Santi recordó al del bicampeonato.
Vizcaíno-Jaime
Antic se decidió a dar continuidad a Vizcaíno y el Atlético lo agradeció Dio una salida aseada a la pelota, cerró bien espacios, robó bastantes balones y garantizó el orden del equipo. Jaime, en cambio, hizo echar mucho de menos a Redondo. Se dejó comer el centro del campo y estuvo demasiado impreciso. Con el discurrir del partido, a medida que el encuentro fue girando a favor del Madrid, mejoró.
Vieri
Desperdició demasiadas ocasiones. Tuvo cuatro mano a mano con Cañizares que no supo resolver. Sin embargo, y aunque resulte chocante, realizó un encuentro extraordinario. Trajo de cabeza a Sanchis y Karanka, se ofreció con insistencia a sus compañeros y trabajó como nadie. Le faltó el gol, precisamente, eso sí, su misión más importante.
Seedorf-Lardín
Los dos metieron en problemas a sus respectivos laterales, Geli y Panucci. Lardín desbordó por velocidad, sobre todo en la primera parte, y fue el complemento ideal a Juninho, unas veces, y Kiko, otras, en las acometidas rojiblancas. Seedorf participó mucho en el juego, llegó con frecuencia hasta la línea de fondo y, además, marcó el gol de su vida.
Ze Roberto
Dejó una buena sensación. Es una mosca cojonera para el rival. No se cansa de estar encima y luego, cuando tiene la pelota, intenta permanentemente el desborde. Tácticamente flojea, abandona demasiado su zona.
Cañizares-Molina
Muy bien ambos. Cañizares salvó a su equipo cuando peor lo estaba pasando. Logró desquiciar a Vieri en todos sus remates, abandonó el área con decisión cuando la ocasión lo requería y mandó por arriba. Con todo, en el gol rojiblanco permitió que Kiko controlara un balón al que podría haber llegado. Molina enseñó reflejos y determinación.
Roberto Carlos
Ni Pantic, primero, ni después Caminero (salió en el minuto 63, y en el 65 ya parecía el jugador más agotado de todo el campo), le convencieron de que se dedicara a vigilarles. No sólo no le metieron en problemas en defensa, sino que le habilitaron una autopista en la banda izquierda para sus subidas.
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