No somos tan malos
Me dirijo a usted para contestar una carta dirigida a su periódico con el título Los vigilantes. Pues bien, yo soy vigilante de seguridad, y no me considero un matón de discoteca porque mi labor, además de proteger, custodiar y vigilar a las personas y bienes e inmuebles de mi lugar de trabajo, es ayudar en lo posible a esas personas, excediéndome en muchos casos en mis funciones y obligaciones.Así pues, ya sé que hay unos cuantos en mi profesión que no son profesionales, pero también somos muchos más que sí lo somos, y yo no sé por qué todo lo malo siempre sale.
Pensemos que ese hombre uniformado del metro, edificio público, entidades bancarias, etcétera, está para protegernos, vamos a ayudarle para que así sea y a colaborar en lo posible en su trabajo, ya que algunas veces se está jugando su propia vida por un sueldo de 100.000 pesetas.
P. D.: Los vigilantes de las discotecas no son vigilantes si no van uniformados y con la placa de VJ correspondiente.-