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El control de la banda impide que aflore "la profunda disidencia" que hay entre los presos, según Mayor

La presión que la dirección de ETA ejerce sobre sus presos es el factor que impide que aflore "la profundísima disidencia" que existe entre los reclusos de la organización terrorista, según el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja. El último preso que ha roto la disciplina etarra para ponerse en su contra ha sido Pablo Gómez Ces, quien el pasado sábado criticó el "anacronismo" que supone el uso de la violencia y pidió a ETA que declare "una tregua unilateral y sin condiciones".El ministro, tras valorar las voces que desde dentro de la organización y su entorno se han alzado contra ETA, declaró a Europa Press que "cuando ese mundo que se sostiene sólo en la coacción y en el terror haga crack, se verá entonces la profundísima disidencia que hay". Pero opina que hasta que no se debiliten las cúpulas dirigentes de Herri Batasuna y ETA no habrá disidencia visible, porque la organización coloca fuera de ella a quien disiente.

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El ministro, que rechazó el término "dispersión" para hablar de la política penitenciaria del Gobierno, dijo que ésta es individualizada y que en ocasiones significa acercamiento y en otras alejamiento. "Esa política lo que hace es recoger fielmente el espíritu de la ley y no tengo ninguna duda de que está enmarcada dentro de la Constitución y en el mejor espíritu de la primera ley de consenso que fue la Ley General Penitenciaria", explicó.

"Lo que tenemos que hacer desde el punto de vista judicial y policial es tratar de debilitar el entramado de ETA, desarticular la cúpula en Francia y la farsa jurídica y social que tiene montada alrededor de HB y KAS. Es decir, no hay disidencia hasta que no desmontemos las cúpulas de HB y ETA", razonó el ministro.

El responsable de Interior advirtió al entramado que da apoyo al terrorismo: "No pueden seguir justificando el crimen y si lo siguen haciendo, lo evidente es que tienen que vivir con incomodidad política y social en esa tierra porque no es posible aceptar que haya grupos o personas que estén haciendo un daño irreparable a nuestra sociedad vasca, legitimando y dando comodidad política y social a quienes practican el tiro en la nuca".

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