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GESTIÓN CULTURAL

Las obras del teatro de Getafe entran en su recta final tras 13 años

La luz se vislumbra, por fin, en las obras del futuro teatro de Getafe (143.000 habitantes), enquistadas durante 13 largos años de parones y cambios de planes. Una vez concluida la restauración de la fachada de lo que fue Fábrica de Harinas, los grupos municipales han aprobado, en sesión plenaria, la adjudicación de la última fase del proyecto, que acondicionará el interior de este local para que pueda ofrecer su escenario a la representación de obras teatrales que podrán ver hasta 675 personas.

Si se cumplen todos los plazos previstos por los responsables municipales, las instalaciones deben estar listas para echar a andar a principios de 1998.El teatro, que llevará el nombre de Federico García Lorca, aunque el mismo no figura todavía sobre su puerta, dispondrá de un aforo de 675 localidades.

Ahora que las obras entran en su recta final, puede darse por hecho que este escenario acogerá el próximo año diversos actos conmemorativos por el centenario del nacimiento del poeta granadino, así como las actuaciones correspondientes al Festival Internacional de World Music. Esta cita musical ha gozado de muy buena acogida en la recién concluida edición -la cuarta-, pero su actual enclave, el viejo Hospitalillo de San José, es un espacio muy reducido en el que apenas caben 200 almas.

Patio de butacas

Las obras, aún pendientes de realización, ascienden a unos 260 millones de pesetas, de los que la Comunidad aporta el 60%, y el Ayuntamiento, el resto. Los trabajos incluyen todo lo relativo al patio de butacas, iluminación e insonorización. "Se trata de vestir el teatro por dentro", fue la definición del concejal de Cultura, Javier Ollero (PSOE), a la agencia Efe.El teatro, construido a partir de la antigua Fábrica de Harinas, se ha convertido en una de las más flagrantes asignaturas pendientes de la Administración local. El equipo socialista, que hasta hace cuatro meses gobernaba en solitario, siempre argumentó que había otros temas "más prioritarios", y convirtió el teatro durante varios años en escuela taller de albañilería.

Durante todo este tiempo, la actividad teatral de la ciudad se hubo de concentrar, a la fuerza, en el Centro Municipal de Cultura, un escenario viejo y angosto que, en 1992, permaneció varios meses cerrado por incumplimiento de la normativa contra incendios.

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